Tiempo de borrasca, viento y gentío por las calles, como si el tiempo se acabara y hubiera que vivir a tope.
Mientras esto pasa, muchas personas siguen viviendo un presente muy duro y sus preocupaciones parece que no terminan nunca.
El Teléfono de la Esperanza sigue trabajando las 24 horas del día para que esas personas puedan desahogarse y sentir que no están solos. Los olvidados de ésta sociedad donde prima el individualismo.