Me han pedido que escriba unas palabras explicando qué ha supuesto para mí el taller de meditación. Trataré de no extenderme demasiado:
Allá por marzo de 2023, mi vida personal se estaba tambaleando un poquito, y, por casualidad, me topé con un anuncio de los talleres del teléfono de la esperanza. Al principio, la verdad, me daba un poco de yuyu… ”¿Esto no es para los que están pensando en suicidarse? La verdad, no es mi caso…” fue lo primero que pensé. Pero, sabiendo que algo tenía que hacer para afrontar mis problemas, finalmente decidí solicitar uno que me pareció interesante y adecuado para mí.
No era el de meditación, precisamente, pero para poder acceder a ese, previamente tenía que hacer otro y, sin mucho convencimiento, pero consciente de que necesitaba ayuda, me apunte al de meditación.
Y ahora vamos al meollo del asunto: tras un par de meses, ¿Qué ha supuesto este taller para mí? Pues, esencialmente, ha supuesto mi entrada a un mundo nuevo, y no el de la meditación precisamente, que ya lo conocía, sino a un mundo de gente acogedora, de gente entregada, de gente que te hace sentir que tu importas, que están ahí para ti, que formas parte de algo…
Nuestras coordinadoras, al presentarse, ya indican que no son profesionales de la psicología… ¡ni falta que hace! Son humanas, cercanas, transmiten paz, serenidad… ¿Qué más se puede pedir?
En estos dos meses, cada jueves me he sentido integrada, formando parte de algo, sabiendo que tenía un sitio a donde ir, donde hablar o no hablar según me apetezca, donde hay otros compañeros y compañeras que hablan o no hablan según se sientan, pero están ahí, haciendo grupo…
¿Qué si he meditado, que, en principio parece es la finalidad del taller? Pues… ¡¡ qué importa!!, ¡¡¡ lo que me importa es que me he sentido genial!!
Y simplemente, para terminar, quiero dar las gracias por esta iniciativa. Personalmente me ha ayudado y espero seguir contando con vuestra ayuda a través de las diferentes actividades, talleres etc. ¡¡Gracias, amig@s!!