domingo, 11 de junio de 2023

domingo, 11 de junio de 2023

La escalera (subir o bajar)

Todo lo que das, te vuelve
Inma

Sale de casa un domingo cualquiera, en cualquier ciudad tranquila, le apetece dar un paseo sola y desconectar. Gira a la izquierda por una calle estrecha y desierta, esa mañana casi todas lo están.

Mientras selecciona música en Spotify, aparecen varios chicos, demasiados, parece que les vomita el mismo centro de la tierra, pero salen de la boca de un parking. Hablan alto y no les entiende, su acento se mezcla con una noche que les debió confundir las lenguas, con toda probabilidad no se habían acostado. Sus voces resuenan como tambores de guerra.

Uno de ellos se queda atrás, y cara a la pared se baja la cremallera, entre risas algunos le esperan, otros avanzan, el grupo que al principio se mueve como un hormiguero se dispersa.

Cuando la chica se da cuenta está en medio, se siente acorralada, es una sensación extraña que llega desde el subconsciente, de creencias ancestrales, de lo que vio, de lo que le contaron. Es mujer, está sola, se reconoce vulnerable.

La única opción para avanzar es bajar una escalera. Duda, no sabe si seguir o dar la vuelta. Apuesta por la primera opción. Agacha la mirada, en un intento por hacerse invisible, comienza a bajar peldaños mientras suben sus pulsaciones. Su frente y su nuca se cubren de un sudor tan frío como el metal de la barandilla a la que se agarra. Tiembla. Tiene miedo.

Aunque parece que se ha detenido el tiempo llega al final, unos metros más y estás a salvo repite a modo de mantra.  Apura el paso todo lo que puede. No va sola, puede sentir el dolor de las que lo contaron y de las que no pudieron, de las que creyeron y de las que fueron juzgadas.

Llega a la calle principal, pasan seis coches, un niño con un patinete y una pareja riéndose. Cuando el semáforo se pone en verde respira libertad.

Sus piernas se aflojan, los latidos bajan el volumen mientras sube el de su playlist y mentalmente grita, ni una menos y pide perdón a ese grupo de hombres y a todos a los que nunca se les pasó por la cabeza que una mujer iba a ser su desayuno. Seguro que buscaban un bar con pincho de tortilla.