Este es mi refrán mensual:
“Después de beber, cada cual da su parecer”
La euforia de la bebida provoca tertulias y conversaciones donde todos opinan acerca de todo, generalmente sin fundamento y sin conocimiento. Porque el beodo no tiene reparos en decir insensateces ni en tomar en serio las insensateces de sus compañeros de mesa. Como siempre, el refranero sugiere no hacer demasiado caso a las opiniones vertidas frente a la botella de vino.
Existen unas etapas en la conversación entre borrachines: Primera, evaluación y critica del estado político del país; Segunda, eventos deportivos; Tercera, lamentos y pesares acerca de la condición femenina; Cuarta, exaltación de la amistad y Quinta, cantos regionales.
No sé si después de tanta limonada, os habéis reconocido en alguna etapa.