
Casi todos nosotros estamos cada día más familiarizados con internet. Navegamos por esos mares de la gran red con soltura, la mayoría sin haber recibido ninguna clase en el manejo del ordenador, tableta o teléfono portátil, por eso es fácil que naufraguemos.
Entramos en páginas de periódicos, de asociaciones, de bancos, de empresas variopintas en las que trasteamos buscando algo que comprar… entidades de todo tipo y lo primero que nos advierte la página en cuestión es que utiliza cookies (galletas en español). No le damos demasiada importancia y por inercia solemos aceptarlas. ¿Cierto?
Las galletas informáticas, también llamadas de publicidad o marketing, sirven para crear perfiles para cada usuario. Cuando aceptas estas ‘cookies’ se permite que exista un rastreo por otras webs con el fin de mostrar publicidad acorde a esos gustos y preferencias que tiene el usuario. Si estás preocupado por tu privacidad, estos ficheros son importantes. De acuerdo a las normas europeas, todas las webs tienen la obligación de permitirte configurar las galletas, rechazarlas todas o seleccionar solo las que creas conveniente. En ocasiones debes buscar la opción en la letra pequeña, pero estar, están. Y de esta forma podrás elegir solo algunas, las necesarias/técnicas que alguna página te dice que no las puedes rechazar.
Yo he estado durante muchos años aceptando las galletas de esas páginas por pura desgana, porque el mensajito lo consideraba un estorbo y también por miedo a no poder seguir navegando o simplemente por obediencia ciega, hasta que me decidí a ser rebelde y probar a ver qué pasaba. Ahora siempre pincho en configuración y tiro para abajo lo que sea necesario hasta darle a ‘rechazar todas’. Y he notado en los últimos tiempos es que me ‘asalta’ cada vez menos publicidad de esa que casi te impide seguir leyendo y que cuando le das al aspa o la crucecita para quitártela de en medio lo que haces es simplemente entrar en el anuncio del producto que te ofrecen. Y, bendita casualidad, es algo que te interesa porque coincide con alguna búsqueda que has realizado recientemente. Te ofrecen lo que te gusta, invitándote a comprar, a consumir, a gastar… innecesariamente.
Por eso yo también os invito y os convoco a la rebeldía, a que rechacéis las galletas de internet, no sólo para proteger un poquito vuestra privacidad, sino por la satisfacción de no sentirte manejado, manipulado ni vigilado por las empresas comerciales que quieren ampliar su cartera de clientes con técnicas cada vez más agresivas. No caigas también en esta red-trampa de las muchas que nos lanzan cada día por distintos medios.
Asín sea.
P.D.: ¡Felices 27 querida sobrina e ahijada Lucía!