Desde hace años sigo el deporte. Disfruto con cada logro en forma de récord, saque directo, adelantamiento imposible o jugada ensayada. Pero lo que más me gusta es observar las reacciones de los deportistas cuando se termina la competición.
Nunca he entendido a los que se van del partido antes porque el equipo está jugando mal o por evitar el atasco. La alegría de la victoria, la tristeza de los que pierden, los saludos al rival, los que lloran mientras hacen una videollamada con su familia que está a miles de kilómetros y paradójicamente es " la que siempre ha estado ahí". Todas esas personas captan mi atención de manera hipnótica.
El gol que nos hizo campeones del mundo, por ejemplo, ese gol cobró un significado eterno cuando Iniesta se quitó la camiseta de la selección y debajo llevaba otra que ponía "Dani Jarque siempre con nosotros", en honor a su amigo que murió debido a una parada cardiaca. Me imagino a Iniesta, un futbolista que había ganado todos los títulos posibles, concentrado para el partido en la habitación del hotel y que de repente le surgiera esa idea y decidiera llevarla a cabo. Después, jugó sabiendo que esas letras estaban escritas con rotulador en su pecho y grabadas con lágrimas en su corazón. Justo ahí cuando un país entero se convertía en campeón, él se acordó de mostrar la camiseta. Una vez más ganó el superpoder de la amistad y del amor.
Hace unos dias semana Ricky Rubio consiguió su mejor partido en la NBA con 37 puntos, 10 asistencias, 8/9 en triples, y 13 de 19 en tiros libres.
Su mejor jugada, la de la humildad, la guardaba para la rueda de prensa. Cuando le preguntan cómo llegó a ese momento de forma, él dice que gracias a un proceso físico y mental. Reconoce que su carrera profesional ha tenido muchos altibajos debido a lesiones y problemas personales. Como la vida misma. ¿ A quién no le suena esto?.
El crecimiento no es lineal. De nuestra actitud e inteligencia para adaptarnos a las distintas etapas dependerá en gran medida nuestra progresión.
Siente que está madurando al comprender que las emociones hay que aprovecharlas, pero hay que saber controlarlas. Todo pasa, lo malo y también lo bueno.
Continúa hablando de forma pausada; afirma que cada persona tiene su camino, tiene que aprender que no puede depender de lo que piensen los demás, si no de lo que uno realmente cree y piensa. Ricky también remarca que a veces una palabra tiene mucha fuerza y se queda en tu mente y puede afectar mucho. ¿Cuántas veces hemos hablado de la importancia de las palabras?
En resumen, el mejor momento llega como resultado de los pequeños pasos que damos día a día, y cada persona tiene su propio ritmo para hacer una revolución su propia evolución.