Camino mucho por la cuidad y cada vez valoro mas, todo lo que te hace más ameno ese paseo.
Valoro a los buenos y auténticos grafiteros capaces de trasformar rincones urbanos en autenticas obras de arte. Existe una ley entre ellos de respeto, no pudiendo tapar la imagen previa salvo autorización de su autor.
Por muy tolerante que quiera ser, he de confesar que no soporto esos garabatos simples y hasta soeces que abundan cada vez más en paredes y trapas de garajes, carentes para mí, de valor artístico por su tremenda simplicidad. Pienso además en el daño que causan a quienes acaban de pintar su fachada o instalar la puerta en su local.
Hace ya unos días paseando por Ordoño II observe como algún “monigotero”, se ha permitido “el lujo” de plasmar su sello en las obras de arte que desde hace meses están expuestas en nuestra céntrica calle.
Siempre me viene a la cabeza ese valor que creo estamos perdiendo y que es el RESPETO.
Me pregunto si es que su vena artística no da más de sus cinco o diez segundos en hacer unas iniciales o una seudofirma. Si son incapaces de hacer algo que trasmita. Si no aprecian el arte, el trabajo y el esfuerzo de otras personas. Tal vez necesitan llamar la atención y que se les reconozca, pero, ¿es esa la forma?
Ahí lo dejo...