
Escena cotidiana. Camino a las 7,55 horas con prisas por la calle para entrar al trabajo cuando, de pronto, me topo con unos palitos debajo de un árbol. Casi de forma automática me detengo, subo la mirada y descubro en una rama otra escena, esta mucho menos cotidiana: una pareja de palomas torcaces está situada sobre su delicado nido hecho con cuatro palitos similares a los caídos en el suelo, se frotan los cuellos, se arrullan y se dan unos tiernos arrumacos de esos que prestan nada más despertar el día. Continúo mi camino al curro mientras me asalta la reflexión sin poder remediarlo…
Es normal, estamos en primavera, cuando todo renace, cuando la sangre se altera, también prolifera el amor de los animales en su instinto natural por reproducirse. Una vez construido el ‘hogar’, llega el momento de poner el huevo, de concebir la que será la descendencia, todo envuelto en continuas muestras de amor que, a poco que estemos atentos, podremos observar en toda clase de los animalillos que tenemos más cercanos. Y ellos lo hacen sin rubor y, sobre todo, sin restricciones.Os costará creer que sentí cierta envidia al ver a las torcaces abrazarse a su manera, no porque no pueda abrazar yo a mi pareja o a mis hijos que, por supuesto lo hago, sino porque la sociedad me impide ahora mismo abrazar a mis amigos, a mis otros seres queridos… todo por miedo a contagiarnos de un virus del que no voy a opinar ni aquí ni ahora. Por respeto hacia los demás, no les doy el ansiado abrazo, pues ya son ellos los que me ofrecen el codo, un saludo que sigo considerando ridículo de aquí a Roma.
Sí, nos han secuestrado los besos, los abrazos, los arrumacos… Pero yo me rebelo, me sale el lado salvaje que todo animal llevamos dentro. Si no empezamos a romper el hielo ahora corremos el riesgo de perder la costumbre, de olvidar la importancia del tacto de la piel, del cuerpo a cuerpo. ¿Cuándo te digan que ya se puede, que ya hay ‘seguridad’, te atreverás a dar el primer paso, a abrazar y a besar sin restricciones o seguirás con el mismo miedo en el cuerpo que te atenaza ahora? Yo, por si acaso, sigo dando arrumacos a quien se los deja dar, no vaya a ser que…
Asín sea
PD: Feliz día de San Isidro, festividad de los hombres, las mujeres y los niños de los pueblos, de todas las gentes del campo.