Desde que hice el primer curso de autoestima en el Teléfono de la Esperanza muchas cosas han cambiado en mi vida, otras siguen igual o parecidas pero ya no me hacen sufrir de forma constante y lo que es más importante, no me paralizan.
El primer paso y fundamental es elegir cada día este camino que no es fácil pero los resultados compensan de forma exponencial a cada esfuerzo.
Sigo recopilando información, aunque ahora dedico la mayor parte del tiempo a practicar y por supuesto a vivir.
Me llaman la atención muchos de los comportamientos humanos irracionales y repetitivos que nos cuesta tanto cambiar y que antes no veía y realizaba de forma automática. Uno de los que en mi opinión dañan más nuestra autoestima es intentar ser quién no somos y darle más importancia a lo que piensen los demás de nosotros que a nuestro propio criterio. Pagamos un precio elevado a cambio de seguridad, valoración y afecto.
Sigo en proceso de cambio y quiero compartir algunas ideas que cuando las escuché por primera vez resonaban en mi interior hasta el punto de plantearme abandonar, paradójicamente ha sido esencial comprenderlas para ganar en felicidad:
- Eres responsable de tu vida.
- El pasado condiciona pero no determina tu futuro.
- No sufres por las situaciones o lo que los demás dicen, sufres por lo que tú te dices acerca de ello en base a tus creencias limitantes. Te animo a que las contrastes,la mayoría son falsas y ni siquiera son tuyas, te las contaron y tú te las creíste.
- Las cosas son como son, la actitud con la que te posiciones frente a ellas marcará la diferencia; aprovéchalas para desarrollar tu creatividad.
- Lo más constante en la vida es el cambio.
- No eres tan especial como para que no puedas pasar por procesos dolorosos, si en vez de culpar a los demás, a Dios, o a la vida pasas a la acción obtendrás otros resultados. Aprende a bailar bajo la lluvia, hazte experto en resiliencia.
- Revisa tus palabras, lo que te dices, porque con ellas construirás tus pensamientos que generarán sentimientos. Los sentimientos provocan emociones que afectan a nivel físico y mental. Busca un lenguaje racional y positivo.
Por supuesto, no te las creas, cuestionalas y busca otras que te sirvan hasta que consigas acercarte el mayor tiempo posible a estados sin sufrimiento, sin reactividad y sin lucha.