
Uno de los procesos más duros que sin duda viviremos todos, en algún momento de la vida, es la elaboración de un duelo.
El duelo es la muerte de un ser querido, puede durar entre 1 y 2 años y eso es normal. Atravesaremos una serie de fases, quizás las vivamos muchas veces. Algo muy importante es poder reconocer nuestras emociones y permitirnos sentirlas. Por su propia naturaleza, las emociones son temporales y se acaban yendo si no las bloqueamos.
Es bueno rodearnos de personas que nos ayuden a superar esta situación, aislarnos es lo peor que podemos hacer. Mantengámonos activos aunque no nos apetezca hacer las cosas. Tengamos rutinas y hábitos de vida saludables.
Solemos decir que uno ha resuelto un duelo cuando está más en la vida que en la muerte, cuando está más con los vivos que con los que ya nos están y cuando vuelve a tener ilusión por vivir. Eso no significa que no nos duela y no nos acordemos del ser querido que ya no está, sino que lo recordamos con cierta serenidad y podemos continuar con nuestra vida.