Todo lo que das, te vuelve
Inma
Hace unos días le mandé a una amiga un mensaje para darle una noticia triste que pasó en mi entorno y realmente a ella no le afectaba de manera directa, a continuación me mandó un audio muy largo llorando desconsolada y pidiéndome perdón por no ser más fuerte, me decía que se sentía mal por no poder apoyarme y no saber que decirme.
Le pedí por favor que se tranquilizara, que dejase de llorar ,que ya me había ayudado escuchándome y no necesitaba que me dijera nada más.
Le dije que si se iba a tomar así las cosas tendría que dejar de contárselas y hablar con ella sólo cuando me sintiera genial, empezaría a ocultarle información y a mentirle.
Ella me dijo que no, que no hiciera eso, que en su familia le tratan como si fuera una niña, que no le cuentan las cosas para que no sufra.
Estoy percibiendo que este es un comportamiento muy extendido dentro de las familias, con lo cual lo aprendemos y después lo extrapolamos a nuestras relaciones con amigos, pareja, compañeros de trabajo…
No le veo ninguna ventaja a presuponer que la persona que tenemos enfrente no va a ser capaz de soportar tal o cual noticia, dando por hecho que va a soportar mucho mejor que la engañemos "por su bien" cuando tarde o temprano terminará enterándose.
Cuando terminamos de hablar me dio las gracias porque la había tratado como a una adulta, me dijo que era muy importante para su crecimiento personal que alguien la tomara en serio.
¿Pensamos por los demás? ¿Decidimos por ellos? ¿Nos gusta cuando nos hacen lo mismo a nosotr@s?