El rincón del optimista
Juan
Vaya por delante que me declaro un ‘Amanecista’ consumado, seguidor de la película Amanece, que no es poco (1989) una comedia que se considera cumbre del cine español con un elenco de 22 actores y actrices principales de primer orden y cuyo guionista y director, el gallego José Luis Cuerda, falleció el pasado 4 de febrero. Cuerda es autor también de otras películas inolvidables como El bosque animado protagonizado por Alfredo Landa. Vaya desde aquí mi humilde homenaje a este que considero genio en toda su expresión.
Desde la primera vez que vi la peli apenas se estrenó no he dejado de reírme de ese humor absurdo que la caracteriza y confieso que la vez que más la he disfrutado fue cuando salió en vídeo VHS y la alquilé para verla en casa con unos amigos en torno a unas cervezas y unos aperitivos. Practicamos una técnica muy relajante que se llama risoterapia. Y se nos hizo larga la cinta porque no parábamos de rebobinar para volver a escuchar esos diálogos célebres que todos los que la hemos visto alguna vez tenemos en mente: ‘Alcalde, todos somos contingentes, pero tú eres necesario’; ‘Hijo, me respetarás. ¡Padre! Déjate, que un hombre en la cama es un hombre en la cama ¿eh?’; ‘¡Se me está muriendo divinamente, te lo juro! De los años que llevo de médico nunca había visto a nadie morirse tan bien como se está muriendo tu padre. Qué irse, qué apagarse, con qué parsimonia. Estoy disfrutando que no te lo puedes ni imaginar’; ‘Eres minoría étnica. Bueno, minoría étnica y negro como un tizón’; ‘Calabaza, yo te llevo en el corazón’. ‘Yo es que he pensado que a mí también me gustaría ser intelectual, como no tengo nada que perder’; ‘Oye, tu hijo es muy negro. Pues si ves por las ingles…’; ‘Y ahora, para rematar, me dicen estos amigos que ha escrito usted 'Luz de agosto', la novela de Faulkner, ¡de William Faulkner! y ¿no podía usted haber plagiado a otro? ¿es que no sabe que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por Faulkner’; ‘Trae algo de Góngora, que tengo yo cuerpo de Góngora…’; ‘También ha salido que los de la invasión se tienen que ir’; ‘Pues yo creo que me voy a sacar la chorra’; ‘¡Buenas noches! Que quería yo hablarle de Dostoievski. Ah, pues muy bien, encantada. Ahora mismo bajo’.
Escenas memorables como los hombres que nacen en los bancales (huertas), la oda a la calabaza, la canción en la escuela sobre los beneficios del corazón, la reunión de mujeres para proponer quién se postula de puta o de marimacho de cara a las elecciones, el alcalde pidiendo a los vecinos desde el balcón del ayuntamiento que hagan Flash-back, los sudamericanos que unas veces van en bicicleta y otras veces huelen bien, los americanos (a la cabeza con Gabino Diego) que no dejan de entrometerse en las conversaciones de los demás, Resines (profesor en Oklahoma) y Ciges (que acaba de matar a su mujer) andando en moto con sidecar por el pueblo buscando pensión, Manuel Alexandre levitando, la mujer del médico (Aurora Bautista) pariendo mellizos nada más que acaba de yacer con el hortelano (Tito Valverde)…
El propio título ya es una declaración de intenciones. Hay días que nos lo decimos nosotros mismos, con que amanezca ya es bastante, aunque en la película salga el sol por el lado contrario, se supone que por el Oeste y haga que el bueno de José Sazatornil dispare al astro como poseído por no aguanta a “este sindiós”. Y, sin embargo, sigue amaneciendo.
Entiendo que también haya detractores de esta película, todos aquellos que no compartan el humor absurdo. Yo solo digo que no me cansaré nunca de verla y si es en compañía de algún ‘amanecista’, mejor que mejor.
Por cierto, ayer fue San ‘Calentín’. Felicidades a los enamorados… de alguien o de algo.
Asín sea.