Todo lo que das, te vuelve
Inma
Estoy sentada delante de un folio en blanco... sí, soy de papel... que me perdonen los amantes de las tecnologías, con mi boli bic mordido... sí, soy de boli bic... la estampa no es muy bucólica pero os propongo, si las musas lo permiten que hablemos de amor, en la semana de San Valentín.
Como en cualquier tema surgen las quejas, que si es un invento del Corte Inglés, que si "eso" hay que demostrarlo todos los días, que si es "un cuento", que si te regalan algo "a saber qué habrán hecho" o "es porque quieren algo", lo dice mientras casi se chocan con un repartidor de flores con un ramo precioso y mira por el rabillo del ojo imaginando que sentiría si fuera para ella, lo dice el que no quiere comprometerse pero se siente solo cuando ve a esa pareja de la mano que se mira como si no hubiera nadie más en el mundo.
Y es que es muy típico querer lo que no tenemos y pasar por alto los detalles más insignificantes, y es que amor es que se acuerden de tu cumpleaños, que te manden un mensaje a las tantas de la madrugada porque le quitaste el sueño, amor es que se acelere el pulso al verle llegar.
Amor es un adolescente con una flor que espera nervioso a su chica a la salida del instituto, amor es ese matrimonio que lleva toda la vida de la mano y ya ni se conocen…
Amor es que quede sólo una taza de café y justo ese día no le apetezca desayunar, amor es respetar los espacios, que no se haya ido y ya le eches de menos, y ¿porqué no? amor es regalar bombones con forma de corazón en San Valentín.
Estoy con mi papel, con mi boli bic, con la cabeza ladeada hacia la izquierda... dicen que lo hacemos cuando recordamos... y recuerdo... vuelvo a pasar por el corazón tanto amor que casi duele respirar, se nublan los ojos... sensible, romántica... el amor es lo que tú quieras que sea, pero que no te lo cuenten...