Ventanas al sol
Ana Cristina Pastrana
Cada persona se hace a sí misma a diario. Salvaguardarse en la educación recibida, en la herencia genética o en las malas experiencias sufridas en la infancia es signo de cobardía.
Elegimos lo que somos, no lo que queremos o tenemos. Mucha gente prefiere ampararse en las excusas mencionadas para justificar su conducta en lugar de cambiarla, porque todo cambio es incómodo y requiere fuerza de voluntad.
Vivir es aprender y desaprender. Para ello se requiere una mente flexible, receptiva, abierta y empática.
Las emociones corrosivas que se instalan en nosotros cuando nos comparamos con los demás nos limitan en la tarea del aprendizaje generando un estrés enorme que va minando paulatinamente nuestro sistema inmunitario, cardiovascular y nuestro cerebro. Y si usamos este último para humanizar al prójimo, eliminar la competitividad y trabajar en la excelencia de nosotros mismos, así como la reflexión profunda y sincera con autocrítica sobre la gestión de nuestras emociones, conseguiremos controlarlas y no vivir a su merced.
Se dice que un libro es un buen amigo porque la lectura nos transporta a otros mundos, nos devela los secretos, emociones y conductas ajenas favoreciendo la empatía. La comprensión del otro, con sus cualidades y defectos, así como la resolución de situaciones complejas provocan efectos beneficiosos que nos ayudan en la resolución de nuestros problemas.
Y es que en la mayoría de los casos nuestro equilibrio o desequilibrio emocional no depende de lo que nos sucede, sino de nuestra forma de afrontarlo.