domingo, 2 de junio de 2024

domingo, 2 de junio de 2024

Primer domingo de mayo

Dejando huellas
Anuski

Aunque ya ha pasado un mes he de reconocer que el primer domingo de mayo abriga mi nostalgia.

Hace tiempo que ella no está pero su recuerdo permanece intacto. Lloré durante un periodo prolongado a los pies de su lápida y, más tarde me di cuenta de que allí reposa su cuerpo, hoy ya ni eso, solo un esqueleto que tuvo vida.

Ella habita en mí, es pura energía, fue un faro en mi vida, yo era el navegante que ella guiaba con especial atención. Disfrutó de un mar en calma, tranquilo, azul turquesa, sosegado, cómplice. En otras ocasiones soportó mis tormentas en modo de cambios de carácter o de mis errores.

Alguna vez el enfurecido oleaje golpeaba el faro hasta dañarlo y, aun así, permanecía a mi lado con luz brillante iluminando el infinito.

Fue un faro de gran humanidad, de los que ya no existen, porque la mayoría en la actualidad funcionan en modo  automático. Aportó a mi existencia los valores que van desapareciendo y se diluyen en esta sociedad en la que vivimos.

A veces pienso que dio su vida para que yo despertara de ese letargo que era el apego, ese hilo que cada vez me costaba más cortar, cortar el cordón umbilical me consta que es traumático pero no lo recuerdo. Seccionar este hilo que cada vez se engruesa más es muy complicado. Llegué a pensar que éramos dos cuerpos con una misma identidad.

He de aprender a vivir con su recuerdo y a aceptar lo sucedido porque si he comenzado a crecer ha sido por la ruptura de este hilo invisible que nos unía.

Cuando una dificultad acecha mi vida ella está presente de algún modo y me da un empujoncito emocional para seguir adelante. Seguridad, fortaleza y ganas de vivir eran sus cualidades.

Aprovecho para pedir perdón por lo que pude hacer y no hice, también, por lo que hice y no debí de hacer. En cualquiera de los casos la lección me ha ilustrado.

En mi familia ha sido tradición ejercer el oficio de farera, de hecho yo sigo iluminando el velero de mi hija para que llegue a buen puerto. Estoy rozando la jubilación en este oficio y, no sé si ella se dejará guiar por otro faro o se decantará por seguir el sueño de una estrella.