Tiempo de borrasca, viento y gentío por las calles, como si el tiempo se acabara y hubiera que vivir a tope.
Mientras esto pasa, muchas personas siguen viviendo un presente muy duro y sus preocupaciones parece que no terminan nunca.
El Teléfono de la Esperanza sigue trabajando las 24 horas del día para que esas personas puedan desahogarse y sentir que no están solos. Los olvidados de ésta sociedad donde prima el individualismo.
Estamos para quien nos necesita en una escucha empática, respetuosa, humilde, paciente y serena.
En este mundo lleno de ruidos he tratado de hacer silencio interior para dejar que mis sentimientos hablen. En mi mente surge una palabra que me hace pensar ¡GRATITUD!. Una virtud muy poco habitual en estos tiempos. Hay un refrán que dice:" Es de bien nacido ser agradecido".
Quiero dedicar estas líneas a todas esas personas que han pasado por el Teléfono de la Esperanza y me surgen algunos nombres como el de Sagrario, Puri, Jesús, Ángeles Pereletegui, Elena, Valentín, Herminio, Marcelo, Longinos, Begoña, y un largo etc... Todos ellos han trabajado y se han comprometido mucho, compañeros nuestros que por distintos motivos y razones nos han dejado.
Hacia todos ellos un sentimiento de gratitud. Con vuestro saber estar, responsabilidad, esperanza, humildad y tantos valores que han hecho que nuestra vida sea mejor...