miércoles, 29 de mayo de 2024

miércoles, 29 de mayo de 2024

Cadenas

Yo y mi circunstancia
Juan

No me gustan las cadenas, de ningún tipo, ni las de hierro, ni las que circulan por internet donde te invitan a que el mensajito de marras se lo mandes a no sé cuántas personas para que no se rompa la cadena, bajo la amenaza de que si no lo haces te ocurrirá algo terrible. Por no gustar, no me gustan ni las cadenas de las ruedas del coche, por eso nunca las he querido llevar en el maletero.

Los eslabones unidos entre sí simbolizan la esclavitud, la ausencia de movimientos, de libertad. Hay personas encargadas de encadenar a otras, simplemente tienen vocación de carceleros; otras actúan como jefes opresores sobre sus vasallos. Hay muchos empresarios que pretenden que sus empleados trabajen 12-14 horas al día por el Salario Mínimo Interprofesional (los hay, te lo digo yo) y cuando el pobre currante abandona el puesto, lanzan por la boquita frases del estilo: “Es que la gente ya no quiere trabajar”. A esos falsos empresarios, mejor dicho, a esos parásitos, les recuerdo que la esclavitud se abolió allá por el siglo XVII.

Pero el peor encadenamiento que existe es el voluntario, ese que elegimos porque nos hace sentir más seguros al abrigo, por ejemplo, de papá Estado. La adicción al tabaco (alcohol, juego, teléfono móvil/Redes Sociales…) no es más que eso también, una cadena con la que nos hacemos más sumisos y nos quedamos a merced de ser fácilmente explotados. 

Los tiranos que gustan de someter a los demás al yugo de sus intereses necesitan de cadenas para lograr sus objetivos. Ellos juegan con la ventaja de que la sociedad está cada vez más dormida, por eso es tan necesario despertar de una vez para ver los engaños continuos a la que nos someten y poder romper así las cadenas que nos atan.

La cizalla que corta las cadenas no debería ser una herramienta que sólo utilizan los ladrones para entrar en propiedades ajenas. La cizalla más importante debe ser la mental. En estos tiempos que corren, las cadenas que más nos atenazan son las del miedo. Y si atenaza, lo que necesitamos es una buena la tenaza que corte, que suelte, que libere, aunque esto nos asuste.

Para ser del todo sincero, sí que hay una cadena que me gusta, la que llevo siempre atada al cuello con una Cruz de Cristo y con la imagen de La Virgen. Estos símbolos me acompañan y me protegen de los males y de las muchas cadenas que parece que se multiplican como esporas en esta sociedad moderna y urbana.

Sacúdete el miedo y desencadénate. Eres más libre de lo que te imaginas.

Asín sea.