domingo, 14 de abril de 2024

domingo, 14 de abril de 2024

nuevo trimestre. distintos nosotros

Testimonios de voluntarios
Maite

CURSO DE DESARROLLO PERSONAL.


Y volvemos a comenzar de nuevo,  pero una vez más lo hacemos siendo distintos, porque después de haber vivido la experiencia de participar en un grupo del Teléfono de la Esperanza somos diferentes, habremos cambiado tanto si hemos formado parte de ese taller como usuario  o como coordinador, todos  habremos cambiado al dejar un poco de nosotros mismos en cada una de las sesiones compartidas, en cada uno de los corazones tocados o en cada abrazo estrechado al comienzo o final  de la reunión, pero sobre todo habremos cambiado después de escuchar al resto de compañeros bucear en su interior para descubrirse, después de ser testigos de sus emociones más íntimas y de la expresión de sus sentimientos, después de oírles llorar, reír, sorprenderse, asustarse, …… después de acompañarles unas semanas en el proceso de su propio conocimiento y de su propio cambio.

He participado en varios talleres, llevo coordinados otros tantos también y a cada uno he acudido desde un lugar diferente, cada uno de ellos me ha cambiado y me ha enriquecido de alguna manera y me siento muy afortunada y agradecida por estas vivencias. Ahora termino una etapa en la que he acompañado durante seis meses a un grupo de personas que realizaron los Módulos I y II de Desarrollo Personal ... que convivieron en dos intensivos, que participaron en 18 sesiones, que se han conocido y han pasado tiempo juntos, que se han hecho amigos en algunos casos y que han intercambiado experiencias, conocimientos, aficiones, libros e incluso recetas y planes de viajes .... y compruebo que, juntos, hemos creado lazos, vínculos poderosos que espero nos unan más allá de las paredes de nuestra sede y es que un hilo rojo (sin ser rojo) ha entrelazado nuestras manos y por ello de manera incuestionable también ha unido nuestras vidas.

Durante este tiempo he dado tantos abrazos que son incontables y me servirán  de reserva para épocas de escasez, también  me he dejado mimar y acunar entre otros tantos que fueron muy acogedores, he dejado al otro lado de la puerta de nuestra sala muchos agobios y preocupaciones, he escuchado atentamente tantos sentires…,  he descubierto maneras diferentes de ver la vida, he aportado, seguramente, otra manera de mirar y he compartido risas, lágrimas y el desnudarse de almas que sufren o que la vida zarandeó; a veces el lento crujir de esa vasija emocional al resquebrajarse podía oírse en el silencio de la sala.

Y es que todos aportamos, desde el más callado al más charlatán, desde el confiado al más vacilante, desde el impetuoso hasta el salvador que todos llevamos dentro, desde el que no sabe qué está haciendo en un grupo así, hasta el que tiene claro adónde se dirige, todos somos un poco maestros sin pretenderlo porque todos somos únicos y maravillosos por definición y dignos de ser valorados y además elegimos creer en ello.

Por todo esto y después de esta vivencia yo me siento otra, más enriquecida con todo lo compartido, muy agradecida al Teléfono de la Esperanza y a los compañeros por todo lo recibido, satisfecha e ilusionada con poder seguir haciendo esta labor. 

Porque coordinar un grupo en el Teléfono de la Esperanza te emociona siempre, te vapulea a veces, te duele otras, pero siempre, siempre…, te transforma en una mejor versión de ti y por eso solo puedo decir ¡¡¡gracias !!!, gracias al que llega al TE con ganas de transformar y cambiar algo en su vida, sin sospechar el efecto que esto tiene en los demás, sin sospechar lo que está transmitiendo y enseñando a los que le acompañamos, sin imaginar que todos estamos conectados por un hilo, no importa de qué color sea y que todo lo que hacemos a lo largo de nuestro camino repercute a nivel universal,  como lo hace el maravilloso aleteo de una mariposa. 

Maite