MI COMPAÑERA LA SOLEDAD
En mi vida, durante mucho tiempo experimenté una larga etapa de “miedos” que me invitaron a bloquearme, miedo a la vida, a la muerte, al futuro, a la soledad…
La experiencia vivida me ha demostrado como gestionar la soledad, creo sinceramente que no estamos preparados para esto.
Somos seres sociales y hace referencia a una necesidad de existir dentro de una sociedad, formar parte de una comunidad o de un colectivo. Individualmente aislados somos más indefensos e incapaces. Nos necesitamos los unos a los otros.
Aristóteles admitió que el hombre es un ser social por naturaleza; según él, solo en sociedad se desarrolla plenamente.
“Ser social” es conectar con otros individuos, relacionarse, intercambiar experiencias y conocimientos, enriquecernos mutuamente de alguna manera.
Analicemos por un momento la vida de un ermitaño ¿es un loco? No, rotundamente. Es una persona que elige realizar una vida ascética y solitaria sin un permanente contacto con la sociedad. Es un excelente momento para ahondar en la introspección y la soledad es una vía para el autoconocimiento.
La soledad es una constante en la vida de infinidad de personas, unas veces elegida y en otras ocasiones impuesta. Nuestra parcela de soledad implica amplios beneficios: encontrarnos a nosotros mismos, interiorizar, quizá nos lleve a la meditación, nos ayuda a reducir pensamientos o sentimientos que nos distraen. Este ejercicio mental implica concentración, conciencia y relajación. La meditación también contribuye a ejercitar la empatía y la inteligencia emocional.
Como resumen considero esenciales las relaciones sociales, así como saber estar con uno mismo, nuestra mejor compañía. Lo más lamentable es estar rodeado de personas y sentirse solo.