Organizado por el Teléfono de la Esperanza y al que tuve la oportunidad de asistir, este taller de alguna manera, cambió mi forma de ver la vida y, lo que es mas importante, la forma de verme a mí misma.
En principio éramos solo un pequeño grupo de personas desconocidas, expectantes y a la vez esperanzadas, que por diferentes motivos algo teníamos en común: una autoestima dañada que queríamos sanar.
Personalmente me agradó la cariñosa acogida y, la buena organización del taller me indicaba que se trataba de un curso serio, documentado y bien estructurado en temas muy específicos, claramente explicados y por lo tanto comprensibles.
Tenemos que agradecer a nuestra coordinadora, una excelente comunicadora, la habilidad con la que supo implicarnos en un trabajo interior, en ocasiones muy duro, en el cual cada uno de nosotros expresaba libremente ideas, opiniones, dudas, sentimientos y emociones sin ser cuestionado ni juzgado.
A medida que avanzaba el curso, dejamos de ser desconocidos y, sin perder nuestra individualidad, pasamos a ser un grupo cohesionado por sutiles energías entrecruzadas en un clima de confianza y respeto. Una experiencia extraordinaria.
Inevitablemente, cada uno de nosotros tiene que seguir con su vida, pero la esencia de la relación que creamos perdurará. Estoy segura.