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Hace unas semanas tomé la bonita decisión de ser voluntaria en el Teléfono de la Esperanza y comencé la formación en el primer módulo de Crecimiento Personal. Estoy tremendamente agradecida. El Teléfono te regala un círculo de confianza, una zona segura donde abrirte, donde se brindan nuevas posibilidades, donde poder conectar contigo y con los demás.
Este texto nace precisamente de la inspiración que me transmitió Maite, nuestra querida guía, nace de conectar con mi niña creativa.
Gracias.
De barcas y viajes
Hoy aprendí que cuando llegamos al mundo, nos sitúan en una barca.
A veces fondeando cerca de la seguridad de la orilla, otras en medio de una marejada.
Llegamos desorientados, confusos, sin saber muy bien cuál es el lugar que hemos de ocupar.
Nos encontramos con experienciados marineros que embarcaron con anterioridad, cada uno con una idea preconcebida de dónde "deberíamos" tomar asiento.
A veces, nos reciben desde la ilusión de la espera, otras, somos una deliciosa sorpresa y, en alguna ocasión, vemos caras que parecen decir "de todos los mares del mundo, apareces en el mío".
Es curioso esto de las barcas, si te sientas allí, se inclina a estribor, si te sientas allá, se inclina a babor. El equilibrio se antoja enrevesado.
En alguna que otra barca no hay rastro del timonel y nos piden que ocupemos su lugar. No tenemos ni idea de manejar, pero francamente, querida, les importa un bledo.
Solo nos queda confiar en que siempre se llega a alguna parte si se navega lo bastante.
Algunas barcas reciben la luz de un faro que las guía, otras navegan despreocupadas entre majestuosas ballenas y otras tiemblan de miedo en medio de una tormenta tropical.
Algunas barcas llegan a islas desiertas con tesoros escondidos, otras naufragan en el Triángulo de las Bermudas y otras llegan a ser grandiosos transatlánticos.
Se dice que no elegimos nuestra barca. Las barcas son como una caja de bombones, nunca sabes la que te va a tocar.
Lo que sí tenemos en nuestras manos son velas que nos dan la oportunidad de tomar un rumbo diferente.
Y lo más importante, siempre contaremos con la mejor guía, nuestra brújula interior. Esa brújula que pone rumbo directo a nuestro hogar, a nuestra esencia.