Devanar, es un término que describe una tarea ya en desuso. Consistía en transformar un montón de lana en hilo útil para poder tejer.
También uno puede devanarse los sesos, pero eso se trata de otro asunto menos recomendable.
Este fin de semana, he tenido un viaje increíble hacia el interior de mi mente; mis recuerdos, la educación que me dieron mis padres; que me hizo a su vez reflexionar sobre la que doy a mis hijos, los apegos, las cogniciones, juicios y creencias, el origen de mis miedos y la ansiedad que a veces me atrapa.
He descubierto que dentro de mí hay toda una familia de personajes interesantes, a los que llamamos “estados del yo”. El yo padre, el niño y el adulto que de vez en cuando pone orden en esta casa de locos. Y entre unos y otros toman el mando de mi vida.
La forma de devanar la madeja mental ha sido reveladora y transformadora. Me sorprende la maraña de conceptos que Juan Fernández Quesada ha sabido transmitir y transformar en un ovillo de lana útil. Su currículum, es proporcional a la calidad humana que lo acompaña. Tanto Juan como Maite son unos apasionados de su labor, transmiten tanto entusiasmo que las caras se nos han ido transformando poco a poco y al final hemos salido con la firme convicción de poder con todo.
Hemos saboreado un fin de semana intenso de verdad, explorando nuestra mente, conociendo un grupo humano increíble y aportando lo mejor de nuestra esencia tal vez. Ahora tenemos un ovillo nuevo, desenredado y listo para tejernos un jersey o una mantita que nos abrigue y proteja del frío y de las adversidades que puedan venir.
Enhorabuena al Teléfono de la Esperanza por acercarnos a conocer nuestra mente y abrir nuestro corazón una vez más.
Muchísimas gracias.