
Me voy de nuevo al diccionario. Un parásito es un organismo que vive sobre un organismo huésped o en su interior y se alimenta a expensas del huésped. Yo digo que es el animal (de las patas que sea) que vive a cuenta del trabajo y el esfuerzo de los demás. Buen plan, ¿eh? Perfecto.
Los parásitos utilizan el cuerpo humano como lugar de crecimiento y de reproducción, causándonos daños que suelen traducirse en enfermedades más o menos graves. Los hay muy conocidos: lombrices intestinales; malaria (se transmite por la picadura de un mosquito, se infectan cada año entre 300-500 millones de personas y causa la muerte a un millón, sobre todo en África); piojos (se alimentan de nuestra sangre; todos a lo largo de la vida hemos tenido alguna vez estos bichitos); la solitaria… y varios más.
No sé si conoces a las aves que parasitan los nidos de otras aves utilizando técnicas increíbles del engaño. No se ocupan de su propia descendencia, sino que relegan sus cuidados a otras especies de aves. Quizá te suenen el cuco o el críalo. Los padres adoptivos no se enteran del ‘cambiazo’, el huevo del intruso eclosiona antes que los de sus ‘hermanos’, que tras el nacimiento los expulsan del nido o literalmente consiguen que se mueran de hambre.
Ahora nos trasladamos al género humano, animales al fin y al cabo. Seguro que conoces a personas que viven de los demás. No estoy hablando de los políticos, que les elegimos (acabamos de meter papeleta y ya nos anuncian que hay que volver. ¡Vaya usted a la …!) y que pagamos demasiado bien para que solucionen nuestros problemas y a lo que se dedican es precisamente a crearnos otros nuevos. Hablo más bien de esos colectivos que ven en la sociedad y en su injusto sistema de repartición de la riqueza, el mejor caldo de cultivo para aprovecharse y sobrevivir sin dar palo al agua. No hablo de enfermos, ni de discapacitados, ni de la parte más débil de una sociedad, a quienes reconozco y con quienes me solidarizo. Hablo de los que se conoce como ‘jetas’ o ‘caraduras’. ¿Escuchaste alguna vez esta frase? “Vive de tus padres, hasta que puedas vivir de tus hijos”. Pues esta es su filosofía.
Me imagino a esos hackers informáticos lanzando todo el puto día el anzuelo para ver si contestas un SMS o un correo, te sacan las claves del banco o te distorsionan para robarte todo lo que puedan, un dinero que has ganado honradamente con el sudor y el esfuerzo diario.
Y peor aún, pienso en quienes se aprovechan de la debilidad de sentimientos y de corazón para sacarles hasta los hígados a familiares y amigos con tal de seguir trampeando la vida. Gente que no se cansa de pedir dinero prestado a sabiendas de que nunca lo devolverá. Conozco un caso donde el juego (ludopatía) está detrás de todo ello. Alucino con el superjeta profesional que va dejando deudas por doquier y que se pasea tan tranquilo por la calle. Y yo que me quedo intranquilo hasta que devuelvo un euro al compañero que me lo dejó para sacar un café de la máquina.
Siempre hubo parásitos, pero en época de crisis proliferan como las moscas, o más bien, como los cucos.
Asín sea.