
En el segundo escrito dedicado a ese círculo insidioso de no hacer nada o de no afrontar la realidad, os aportaba algunos errores de creencia e interpretación que inciden en nuestro abandono para manejarnos con entereza y optimismo. Estos aspectos, vistos, eran: la desesperanza; la impotencia; la ansiedad, agobio y preocupación; el sacar conclusiones apresuradas o antes de tiempo; los juicios, el autoetiquetaje, la calificación y descalificación; la descalificación de lo positivo y el perfeccionismo. Os voy a abordar otros aspectos tan importantes como los anteriores:
1.- EL TEMOR AL FRACASO: “Sólo pensar en si realizo un esfuerzo y no logro un bueno resultado, me incomoda”. Ya, la idea, la anticipamos como un fracaso personal, por lo tanto ¿para qué intentarlo? Hay varios tipos de pensamiento catastrofista relacionados con este temor. El más frecuente es la GENERALIZACIÓN EXCESIVA. Un razonamiento estándar en este sentido es: “Si fracaso en este aspecto, fracasaré en cualquier otra cosa”. No solamente es un pensamiento generalizante, sino también de autosabotaje futuro y pronosticador de fracaso (he sacado a pasear al Profeta). He dicho que nuestro mundo es cambiante y, por lo tanto, es imposible que uno siempre haga mal todo. Haciendo un análisis detallado de nuestra vida, observaremos que hemos tenido un vaivén de actuaciones con niveles muy diversos de ejecución desde “lo fatal” hasta “lo excelente”. ¿Dónde se han situado la mayoría de las ejecuciones? En las zonas medias. Esto es pura estadística. No obstante, el no obtener buenos resultados no tiene por qué ser una amargura, es más, para muchas personas es un buen acicate para poner más empeño.
Evaluar sólo por el resultado, sin considerar otros aspectos, como el esfuerzo, el empeño, la constancia, etc., es una aproximación pobre a la ejecución, porque uno pierde de vista la experiencia del Ser. Explicaba Eduardo Galeano lo que era la “utopía” y lo asemejaba a estar en una playa y mirar el horizonte. Quiero acercarme al horizonte, alcanzarlo, y me doy cuenta de que, cada vez que me acerco hacia él, se aleja. Lo hago una y otra vez. Pero me he dado cuenta de que me he movido gracias a él. Así es la utopía nos moviliza y nos hace sentirnos vivos. Somos seres en proceso (en cambio), no productos acabados (terminados). Cuando actúes hazlo disfrutando del proceso no del resultado. Hay personas que realizan el Camino de Santiago y acaban contentos porque tienen un librillo lleno de sellos de todos los sitios por donde han pasado (eso es estar en el resultado), hay otras que han vivenciado con intensidad hasta los momentos en los que creían desfallecer por el cansancio, las agujetas o las ampollas en los pies, y han sido UNO con el Camino, con la cultura, con los caminantes, con el aire, con la lluvia, con lo espiritual, con el silencio, …. (esto es el proceso), el librillo de etiquetas es lo de menos.
2.- EL TEMOR AL ÉXITO: El otro día comentaba con una persona que había sido valorada, por algunos compañeros y compañeras, como una profesional paciente, reflexiva, escuchadora, etc., de su temor a tener que mantener ese listón. ¡Qué responsabilidad tenía ahora ante sí! ¡Mantener el nivel! Si lo observamos, tiene que ver con lo comentado en el anterior punto. En cuanto introducimos LA EXIGENCIA (Superyó) en el proceso, ya no dejamos estar al NIÑO (el que siente y disfruta) en la Vida. Uno empieza a estar pendiente de la imagen que hay que mantener ante los demás (EGO), en lugar de vivir desde sí mismo (SER). No esperes los halagos, pero disfruta de los mismos, agradece y sigue con tu satisfacción propia.
3.- EL TEMOR A LA DESAPROBACIÓN O LA CRÍTICA: Hay un libro que aconsejo leáis de Ichiro Kishimi: Atrévete a no gustar. Es un libro que nos muestra la psicología individual de Alfred Adler. No es que haya que ir por la vida provocando el “no gustar”, es que te quites la exigencia u obligación de “tener que gustar”. Cuando vives en la mente de los demás, no vives en la tuya. Muchas veces no arriesgamos, ni actuamos, porque nos vemos expuestos al examen de los demás. ¿Cómo sería tu vida si te quitases esa carga?
Pues bien, os dejo estos tres aspectos añadidos a los anteriores y aún os aportaré algunos más a tomar en consideración.
Un fuerte abrazo.