
Comentaba en mi anterior artículo, relacionado con éste, de que hay muchas personas que entran en proceso circular en sus vidas en el que cuanto menos hacen, menos quieren hacer y que son los síntomas los que nos dan las claves para el cambio, ya que todo el problema está en lo que creemos o interpretamos acerca de nosotros mismos, de los demás y de las situaciones de la vida.
Vamos a ver diferentes síntomas que atestiguan ese error de interpretación:
1) DESESPERANZA: Te encuentras tan congelado por el dolor del presente que te olvidas de que tienes capacidad de recuperación y de volver a volar, como ya te ocurrió en alguna otra situación del pasado, pero ahora ves como inconcebible volver a tu actividad normal o encontrar un sentido favorable a tu situación actual. Te estás convenciendo de que tu sensación de tensión, dolor y desmotivación son interminables y sin posibilidad de cambio. Es más, rechazas cualquier comentario de alguien o de ti mismo que atestigüe que el cambio es lo que se produce de forma natural sin forzarlo en este mundo perceptivo.
2) IMPOTENCIA: Si bien es cierto que hay cosas que escapan a nuestro control, siempre puedes cambiar la actitud que generas en relación a ello, dejando de dramatizar porque no lo controlas y aceptándolo.
3) ANSIEDAD, AGOBIO, PREOCUPACIÓN: Cuando la mente la tenemos más allá del momento, saltan todas las alarmas porque nos sentimos amenazados, pero no somos conscientes de que estamos jugando con las suposiciones acerca de la situación, que nunca se cumplen o si se cumplen suelen ser bastante menos alarmantes de lo que anticipamos. Cuando tenemos una tarea ardua, con muchos elementos en juego, lo más conveniente es dividir la tarea en unidades más pequeñas e ir afrontando paso a paso cada una de ellas (cuando te ocupas no hay ansiedad, cuando te preocupas sí).
4) SACAR CONCLUSIONES APRESURADAS O ANTES DE TIEMPO: Las personas que sufren de impotencia y frustración suelen tener un diálogo tipo “Chiquito de la Calzada”: “No puedo, no puedo, ….”. De esta forma limitan su acción y no se ponen manos a la obra. No afrontan. Cuando las tareas las afrontamos despacio y sin agobios, poniendo mucho cariño en ello, como la abuela haciendo tortilla, las tareas se hacen y resuelven con facilidad. Observad a Arguiñano lo fácil que hace las recetas, ¿cuál es la clave? El amor que pone en ello.
5) AUTOETIQUETAJE, CALIFICACIÓN, DESCALIFICACIÓN (JUICIOS): Posponer las tareas, en principio, alivia la sintomatología de ansiedad y preocupación, pero posteriormente el sentimiento de incompetencia, culpabilidad, e inferioridad, aparece de forma desbordada, generando autocastigo con diálogos despreciativos hacia uno mismo. De esta forma incrementamos nuestra sensación de incapacidad y reforzamos la idea de que no podemos con la tarea a afrontar.
6) DESCALIFICACIÓN DE LO POSITIVO: Muchas personas no afrontan las situaciones porque consideran que las recompensas por lo realizado u obtenido no son tan importantes, así que ¿para qué lo van a intentar?, sienten que es superior el esfuerzo que el placer de lo conseguido. Esta actitud de desacreditar los esfuerzos realizados echa por tierra cualquier actitud motivadora al respecto. Suelen decirse: “Tanto esfuerzo para tan poca cosa”.
7) PERFECCIONISMO: Este es el mundo del cambio, no el de lo absoluto, así pues, en todo lo que emprendemos no hay nada exacto. Los matemáticos dicen que su ciencia es exacta, pero sólo sin aplicación al mundo, cuando la aplican es estadística. La persona con ideas de perfeccionismo vive siempre en una suposición errónea y los errores los vive como fracasos, no como motivadores de la acción. Si todo ya estuviera perfecto no se moverían. No le valen los niveles medios u óptimos de la ejecución, quieren niveles de excelencia en todo, pero como inconscientemente saben que la excelencia no existe, ¿para qué van a gastar tiempo en intentarlo? Somo perfectos cuando aceptamos los límites de este mundo. La madre naturaleza nos ha dado el oír sonidos entre 20 y 20 mil hertzios, ha creído conveniente que sea lo suficiente para manejarnos adecuadamente en la vida. ¿Y por qué no me dio toda la gama de frecuencias? Pues porque no las necesitas, tener todas te confundiría más. Algo semejante es la perfección, no necesitas hacer todo bien, ya eres perfecto asumiendo las imperfecciones o limitaciones.
El próximo día os daré más claves al respecto sobre los motivos de nuestras inacciones o nuestro autosabotaje para no activarnos.
Un abrazo.