
Diez consejos que pueden ayudarnos a una aceptación activa. Así podremos dejar de luchar contra lo que nos atormenta y que no depende de nosotros.
Una aceptación en la que decidimos nuestra retirada, nos colocamos en la distancia y solo observamos desde fuera qué sucede sin ser parte de los protagonistas. No evitaremos la situación dolorosa, pero al dejar de implicarnos, sufriremos menos.
-Lo primero que tienes que hacer es pensar, ¿esto que lleva tiempo atormentándome es algo que yo pueda cambiar, retroceder en el tiempo para vivirlo de otra manera?
-Deja de hacer relaciones. Hacer relaciones erróneas es parte de tu dolor: si soy buena persona, merezco una vida feliz. Esta regla no existe en la vida ahí fuera.
-Dejar de juzgar y contemplar los sucesos de forma más objetiva, quitará dolor. Todo lo que juzgas, a todo lo que le atribuyes una razón, la mayoría de las veces sin conocerlo, también te hace sufrir. Deja de pensar cómo deberían haber sido las cosas. Son como son.
-Deja de buscar el motivo de por qué ocurrió y por qué a ti. Tenemos la necesidad de tener todo bajo control. Pero no todo tiene una explicación.
-Aceptar es no dialogar con tus pensamientos limitantes, críticos, negativos. Deja de hablar con ellos.
-¿Qué va bien en ti? Solo el hecho de desplazar el foco a lo que sí funciona, hará que aceptes lo que va mal y que deje de incordiarte.
-Sé agradecido con la vida y con lo que te rodea.
-Ilusiónate con proyectos y personas que puedan hacerte feliz, con los que compartas valores y que te llenen de energía.
-Trabaja tu atención, ¿qué está pasando en este momento? Hay muchas cosas que te pierdes de la vida por no prestarles atención. Suceden, pero no las ves.
-Deja de implicarte, no es tu batalla. Aceptar implica elegir: decido que esto me quite mi paz o decido que no sea así.