de la Esperanza
El 13 de Noviembre a las 12 de la mañana nos habíamos citado en la explanada de la Junta de Castilla y León. La mañana amaneció con mucha niebla y fría, pero nada impidió nuestro encuentro cargado de ilusión y nos encaminamos hacia Madrid.
Los buenos días, las sonrisas, los abrazos, nos acomodamos y llegamos a Villamañán para recoger a nuestra Marta; con ella llego la animación y la alegría del viaje. Gracias Marta, sin ti la vida sería más triste.
La siguiente parada fue para reponer fuerzas, que si un bocadillo de jamón, de tortilla, empanada, café y vuelta al coche, pero antes, la foto con nuestra esperada pancarta realizada por Javi Robles, y ¡oh, sorpresa!, qué preciosidad, tengo que decir que la pancarta ya fue uno más del viaje, allí donde veíamos la ocasión, la pancarta se abría para admiración de todos.
A esta iniciativa se unieron las cintas del color de nuestra bandera que luciamos los voluntarios, gracias Conchi, buen trabajo... Vamos que León se hacía notar, no pasamos desapercibidos.
Llegada a Madrid sobre las 4 y seguimos con el ánimo exultante y llenos de alegría y aquello se iba animando cada vez más. Llegaban voluntarios desde toda nuestra geografía y también las personas premiadas, invitados, personalidades. Mencionaré algunas, porque fueron muchas. Adela Cortina, la hija de Luis Rojas Marcos, Irene Villa, Antonio Montiel, el P. Ángel, el Cardenal Carlos Osorio, conexión con Rafa Nadal... Pero los verdaderamente importantes eran los voluntarios.
Algunas palabras que dijeron quedaron en nuestro pensamiento: Compasión, sentimiento de apertura y sensibilidad para comprender la angustia del que llama, un estado de alegría en el camino constante de superación, ya que es una actitud activa que da sentido a nuestra vida. Porque la Esperanza y el compromiso, es algo que debemos vivirlo no como una carga u obligación, si no como algo que nos apasiona, que hacemos y disfrutamos al realizarlo.
Tras tres horas de aplausos que se hicieron cortos, me gustaría poder transmitir la alegría que yo sentí, cuando nombraron a León y a nuestra querida Mercedes. Ella es la estrella y guía del Teléfono de la Esperanza en nuestra provincia, cuando subió a recoger su medalla bien merecida. Gracias.
Yo me sentí privilegiada, no por mis méritos, si no por todo lo que Mercedes representaba, y porque ella y Javi, que es el autor de las estatuillas que se entregaron a los premiados, hacían que León resonara. Suerte Javi, tus figuras gustaron mucho, no podía ser de otra manera.
Finalizó el acto con un concierto precioso, después de la euforia, la alegría y los aplausos, llegó la música, y dice el refrán, se amansaron las fieras, fue como un momento de relax.
A las 8 dejamos el teatro de los Jesuitas para trasladarnos en autocares al restaurante, dónde nos esperaba el menú, todo perfecto, un gran salón, mesas redondas que a mí me encantan y ya preparados los comensales dimos buena cuenta de la rica cena con la que nos agasajaron.
A las dos de la mañana dejamos la gran ciudad, para encaminarnos a nuestro querido León, poco tiempo fuera, pero ya lo añoramos. Un día que a pesar del frío y algún pequeño susto, todo fabuloso, porque cada uno puso un poco y muchos pocos hacen un mucho.
Gracias amigos, os quiero.