sábado, 18 de septiembre de 2021

sábado, 18 de septiembre de 2021

Limitaciones

Creciendo en el amor
Juan Fernández Quesada

Somos seres con menos límites de lo que creemos.

Aunque en apariencia el ser humano es limitado, hay personas que se niegan a sentirse limitados. Algunos seres nos muestran que pueden ir más allá de lo que aparentemente se puede soportar. Personas que superan cantidades de dolor, de molestias, de inconvenientes, de rechazo, de fracaso, de adversidad, de vergüenza, de angustia, de miedo, de ansiedad. ¿Cómo educarnos en este sentido?

San Francisco de Asís fue un gran ejemplo en este sentido. Los límites están en el cuerpo, pero no en la mente y en el espíritu, pero, curiosamente, cuando educamos al cuerpo adecuadamente, este es capaz de seguir perfectamente a la mente. San Francisco lo sabía bien y no se permitía quedarse en la zona de confort. Él sabía que quedarse en la zona de confort era estar en la zona de evitación de muchas cosas que la vida nos pone por medio. Dormía en una piedra. ¿Creéis que si algún día dormía en algún colchón mullido se iba a quejar? Él no, pero quien se acostumbra a un colchón mullido, el día que le ponen algo más duro, seguro que no dormirá, e incluso se quejará. Usaba tela de saco como ropa. Consiguió que su cuerpo se habituara a esa tela rasposa. Hay personas que sólo pueden usar determinados tipos de tela. ¿Qué les pasaría si tuvieran que ponerse alguna tela no tan fina o suave?

Hacer algo de ejercicio físico todos los días conlleva un esfuerzo, un tiempo, una cierta incomodidad. Hacer algo de ayuno conlleva también un cierto inconveniente, vencer la tentación del hambre. A las personas que pasan por ciertos estados de ansiedad, los psicólogos pedimos a nuestros clientes que no eviten los síntomas, sino que pasen o afronten los primeros momentos, simplemente haciendo una respiración más pausada, en cuanto se acostumbran a no temer a los síntomas, el problema ha dejado de ser problema.

La persona que padece de timidez, cuando afronta sus síntomas de vergüenza y se dejan estar en esos momentos, han vencido su problema. Todos deberíamos acostumbrarnos a afrontar los inconvenientes de la vida, los cuales son múltiples y muy variados, y verlos como verdaderos aliados que nos ayudan a ser más fuertes. En uno de sus libros, Rafael Santandreu lo denomina “aceptación alegre”.

Dejar de ser evitadores hace que afloren nuestras fortalezas, que descubramos que tenemos menos límites de lo que creemos.

Quien evita solo quiere la gratificación inmediata, porque se siente aliviado de “no tener que afrontar”, pero no se están responsabilizando de su futuro, por cuanto que mañana volverán a hacer lo mismo, EVITAR.

 No pido que nos convirtamos en “masocas”, pero sí que nos demos a diario algo de adversidad, de inconveniente.  Pronto descubrirás que tienes más fortalezas de las que crees y más flexibilidad mental de la que parece.

Haz un listado de cosas que evitas y proponte ir acometiendo en pocas dosis, todos los días algo de ello. Vete anotando tu progresión. No dejes ni un solo día sin acometer algo. Por ejemplo:

-Si evitas hablar con algún familiar o persona conocida que no te apetece hablar con ella, normalmente, y crees que merece tu atención, llámale y ten la paciencia suficiente para escucharle.

-Si sueles evitar los sitios de aglomeración, exponte a entrar en esos lugares y ponte como objetivo lograr disfrutar de estar en ese lugar viendo algo de tu interés, observando a la gente, etc.

-Si sueles mostrarte tímido/a, acércate a alguien y pregúntale algo, o a algún grupo e interésate a qué se dedican, qué hacen, qué motivaciones tienen.

-Si sueles evitar las alturas, acércate a esos lugares de forma progresiva. Observa las vistas desde ahí, respirando lentamente. Llévate una cámara de fotos y saca fotos desde esa posición.

-Si evitas a personas con aspecto extranjero o de pobreza. Acércate a ellos y pregúntales cuál es su situación, de dónde son, por qué han llegado a esa situación.

-Si evitas a personas de autoridad, acércate a alguien y háblales con sinceridad de que te impone su uniforme, su situación, su nivel social, su porte, su actitud y pídeles un consejo.

-Si evitas determinados tipos de comidas, que sabes que son sanos y necesarios, como el pescado, frutas u otros, por sus ingredientes. Proponte comer cada x tiempo un poco de ellos.

-Si evitas los sitios cerrados, ascensores, lugares oscuros, pequeños, proponte estar en ellos durante un tiempo. Ya sabes que es importante decirte que puedes soportar el pico de ansiedad. Mantén la respiración lenta y, sobre todo, no huyas, sabes que lo lograrás.

-Si evitas hacer ejercicio, proponte hacer un mínimo diario y ve incrementando el tiempo de poco en poco.

-Si evitas a algunos tipos de animales, habla con sus dueños, cuéntales tu temor, y sin que ellos los suelten, acércate a ellos y haz propósito de hacerles alguna caricia. Recuerda el respirar lentamente.

-Si evitas el uso de las tecnologías, hazte con un móvil, un ordenador, una tablet, y a algún conocido con un poco de habilidad en ellos, dile que te muestre desde el principio su uso y aplicaciones.

-Si evitas la lectura, pregúntale a alguien conocido sobre algún tema que te pueda interesar y hazte el propósito de leer, aunque sea un párrafo o una hoja, todos los días. Luego trata de intetizar qué ha querido el autor plasmar en ese trozo de lectura.

-Pon más de tus evitaciones.

Elimina de tu lenguaje los:

NO PUEDO

NO PUEDO AGUANTAR

NO PUEDO SOPORTAR

NO PUEDO RESISTIR

NO PUEDO PERMITIR

Y empieza con mucha motivación interior a decirte: SÍ PUEDO.