Nos sentimos llenos de energía cuando nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones van en una misma dirección. Esta armonía nos permite vivir con tranquilidad proporcionándonos una sensación muy agradable y saludable a la que solemos llamar “fluir”.
Cuando hacemos lo contrario de lo que queremos o nos motiva (ej. Deseo ser ingeniero, pero estudiaré medicina porque es lo que se espera de mí), o no decimos lo que pensamos (ej. Me guardo mi opinión por miedo a que no guste), se genera un choque, un conflicto en nuestro interior, aparece la incomodidad, el agotamiento y muchas veces incluso la enfermedad. Lo que ha sucedido es que hemos dejado de fluir.
Ante esta situación, de forma automática e inconsciente, nuestro cerebro se pone a buscar la manera de resolver esa falta de armonía y nos ofrece varios tipos de respuestas. Las que resuelven a través del aprendizaje y el afrontamiento de la situación. Y las que evitan, ocultan y nos hacen mirar hacia otro lado sin llegar a resolver.
Cuando elegimos estas últimas y no resolvemos, nuestra energía no deja de disminuir pues se está empleando en solucionar el conflicto que está sin zanjar, en mantener una posición que no queremos y que no somos capaces de afrontar. Seguro que te suena, son esos momentos en los que todo es una lucha, no encontramos paz y sobre todo, estamos agotados.
Las respuestas que evitan son la antesala del fracaso. El mirar hacia otro lado nos puede llevar a narcotizarnos con otro tipo de estímulos (comida, obsesiones, adicciones…) para no ver y además ¡son agotadoras!
Si por el contrario elegimos aprender de las situaciones conflictivas y ser resilientes nos estaremos tratando con honestidad al hacer, pensar y sentir de manera acorde a nuestros valores y esto nos permitirá fluir, vivir desde la calma y con más vitalidad, como si tuviéramos una reserva de energía inagotable dentro de nosotros.
Si nos observamos y logramos tomar consciencia de nuestros conflictos internos habremos descubierto a nuestros ladrones de energía. Una vez identificados podremos decidir y elegir qué hacemos con ellos.
¡Ánimo!