domingo, 6 de diciembre de 2020

domingo, 6 de diciembre de 2020

Esperar, sólo esperar

Todo lo que das, te vuelve
Inma

Salas de espera, antesalas de esperanza.

Miradas perdidas, cuerpos nerviosos acomodándose en sillas que no parecen hechas a la medida de nadie.

El tiempo pasa lento, se agudiza el oído, sólo quieres oír tu nombre y que todo acabe, mientras tanto revisas el móvil en busca de nada, entablas conversaciones intrascendentes, miras a ver si llevas un caramelo en el bolso cuando sabes que nunca llevas.

Todo se vuelve relativo, esperas, desesperas, dos filas más allá una mujer somnolienta da cabezadas como si no le interesara ya nada, ni su propio  diagnóstico; un padre y un hijo hablan animados, es probable que sólo se vean en esas situaciones, puede que el resto de su relación la solventen con una breve llamada por sus cumpleaños, una comida en Navidad  y poco más.

Los nervios te hacen pasear, lees carteles que no memorizas, contestas mecánicamente preguntas que no escuchas, en tu mente reina el caos, no sabes cuanto tiempo llevas allí, a estos sitios hay que venir sin prisa… esperar.

Un conductor de ambulancia acerca a un hombre con un andador, se mueve torpemente,   lleva la  cabeza vendada, el conductor le "aparca", tiene prisa; el hombre está solo, ni siquiera parece tenerse a sí mismo, la enfermera es amable, él se muestra impasible, su hija no ha aparecido pero a él no parece importarle. Agacho la vista, pienso que lo mío no es nada y que si un día acabo así tampoco quiero acordarme, recojo la lágrima que rueda por mi mejilla y espero.

Esperas, respiras, el aire es pesado pero de todos es sabido que mientras hay vida, mientras hay espera , hay esperanza.