
Ayer estuve en el hospital y coincidí en el ascensor con un celador.
Le sonreí, con lo ojos, claro; y le dije:
–Buenas, ¿qué tal la jornada?
Él me miró sorprendido y me dijo medio tartamudeando:
–Bueno, bien, aquí…
Yo le respondí:
–¡¡¡Mucho jaleo eh!!!
Él cada vez más asombrado me dice:
–¿Trabajas aquí?¿Formas parte del personal?
Le dije que no, sonreí de nuevo, se paró el ascensor en la planta a la que iba, nos despedimos y se fue.
Me quedé pensando que estamos perdiendo la alegría, la educación, la capacidad de comunicación; que llevamos mascarilla pero no estamos muertos.
Me empieza a cansar vivir en una sociedad gris. A ese chico le sorprendió que una desconocida alegre a la que no había visto en su vida le saludara.
Vamos a poner un poco de nuestra parte y a subir la vibración que si no, no salimos de esta y no sé vosotr@s pero yo necesito abrazos (cuando se pueda).