Cinco meses desde que no me llamas por teléfono mamá, a punto de olvidar tu voz, no me equivoqué en nada, la vida ha seguido sin ti, al principio no me lo podía creer, a la tristeza se le unió la rabia y me invadió la desagradable sensación de hacerlo todo sin ganas.
Pasaron algunos días hasta que volví a reír, no me acuerdo porqué lo hice, lo que sí recuerdo es que me sentí mal, no entendía qué hacía riéndome si tú no estabas para contártelo a las ocho.
Por aquí seguimos con la mascarilla, pienso en ti y sé que lo llevarías fatal, además ha empezado a refrescar y nos han vuelto a cambiar la hora, total, que ya no sabe uno ni en qué día vive y todo va sucediendo contigo, pero sin ti...
Hemos celebrado la fiesta, algunos triunfos cotidianos, los cumpleaños sin velas, que ahora no se pueden soplar no vaya a ser que los deseos se vayan volando y no vamos sobrados de motivos para ir tirando.
En cada recuerdo te vuelvo a pasar por el corazón, de ahí sí que no te marchas y tu vela nos ilumina más que nunca.
Y te rezo y te hablo;
y te pido y te lloro, a veces sin consuelo porque es que ya todo sucede contigo, pero sin ti...
De tanto imaginarte y pensarte una noche te soñé; la vida pesaba un poco más de la cuenta, me dormí llorando, echaba de menos tantas cosas…pero sobre todo a ti...
Yo estaba en la cocina y entraste; no apareciste con alas, ni brillando encima de una nube, tú no eras así, llevabas la típica bata de flores de todos los colores, era nueva; creo que estás renovando el vestuario.
No me hablabas, me mirabas con mucha ternura y una sonrisa, yo no podía parar de llorar, quería abrazarte pero sabía que era un sueño, no quería que te esfumases; al final me levanté, merecía la pena intentarlo y tu imagen no se escurrió entre mis brazos como temía, pude sentirte, no podía despegarme.
Cuando desperté estaba muy tranquila y todo siguió, siguió contigo, pero sin ti...
No entiendo mucho de estas cosas, pero llegué a la conclusión de que sólo recordando a las personas que hemos perdido con cariño las podemos traer de vuelta aunque sea en sueños, aunque sea solo un instante; no entiendo mucho pero estoy segura que ningún sufrimiento, ni ninguna lágrima nos devolverá nada ni a nadie.
Entiendo poco de la vida y menos de la muerte, sólo sé que la primera pasa volando y somos responsables de ella; la segunda no es opcional y desconocemos su fecha; son continuidad una de la otra, no tiene sentido luchar contra lo inevitable.
Por tanto no hay tiempo que perder, sólo tiempo que aprovechar; sacúdete, mira al frente, honra a los que no están viviendo por ellos; disfruta de los que están, no te dejes nada por decir, porque todos algún día nos convertiremos en recuerdos y en sueños que otros soñarán.
"Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante"
(El principito)