
¿Y si en vez de quejarnos, empezamos a ver la belleza en los demás y en las cosas que nos rodean??.
Una de las cosas que más me agotan es la QUEJA. Ese tipo de queja que no es constructiva ni útil, me refiero a la queja neurótica. Yo cuando me instalo ahí, me desenergetizo, me empiezo a sentir agobiada, triste, con ansiedad y exijo que los demás o las cosas cambien así, por arte de magia.
Con el tiempo ( y con la edad, que también ayuda), estoy aprendiendo a no quejarme tanto y a darme cuenta:
1° de las cosas que dependen de mí y puedo cambiar, y
2° de las cosas que no dependen de mí y tengo que aceptar y/o dejar ir.
¿¿Y cuando la queja tiene que ver con los demás?? Pues podemos hablar, dialogar, pedir, negociar, es decir, hacer algo más útil que simplemente calentarnos la cabeza.
Podemos estar un poquito más en paz cada día si aprendemos a combatir ese terrible virus mental que es la queja.