Ventanas al sol
Ana Cristina Pastrana
Cada segundo que se escapa de mis ojos
ojea el dolor de ese mundo que gritamos,
grita, cuando se le escurre de las manos,
el amor en el que casi nunca nos miramos.
siento todo aquello que he perdido,
lo que me queda por hacer y lo vivido,
y busco en él lo que creo que no tengo.
Cada hora que anudan mis brazos,
abraza todos los hombres derrotados,
derrota, sin palabras, la soberbia del destino
que diseña, frío, los pasos del camino.
Cada día que estreno al levantarme,
levanta soles en los bloques de cemento,
cincela mi cabeza, sin prisa, contra el viento,
para enseñarme que soy más que lo que pienso.
Cada semana que le robo al tiempo,
es un río fértil donde navegan los deseos,
cada deseo que, por fin, se hace realidad
son diez niños en un patio de recreo.
Cada año que me cuelgan en la velas
hipoteca la felicidad que no merezco,
cada vela que en el mástil se levanta,
apadrina mi batalla contra el miedo.
Cada década mi boca siembra un cuento
y cuenta, en ese tiempo, lo que ha hecho,
y sólo el hecho de vivirlo y poder contarlo
hace que añore estar vivo y nunca muerto.