
Una de las cosas que tenía pendiente era ver Joker y esta semana aproveché para verla.
La actuación de Joaquin Phoenix no hace falta comentarla, sencillamente magistral, me dejó grabadas escenas impactantes y difíciles de digerir, por si alguien no la ha visto no quiero hacer spoiler.
Me impactó aún más desde el punto de vista de las enfermedades mentales y mientras la veía pensaba que seguramente la realidad supere a la ficción y esas escenas multiplicadas se repetirán cada día en nuestra sociedad, esa lucha titánica que librarán cada día miles de personas para parecer "normales" cuando no lo son en un mundo que les exige serlo.
No sólo se lo exige, sino que les juzga, les ridiculiza y les niega toda ayuda. Se sienten desbordados ante situaciones que para cualquiera no supondría ningún esfuerzo, haciéndoles ver que nunca llegarán, que todo es poco, que nada será suficiente.
Si la empatía debería de un valor prioritario en el ser humano y por consiguiente en la sociedad con este colectivo tendría que ser obligatorio porque son personas muy vulnerables, sensibles a todo tipo de comentarios, de miradas, de gestos y con una sensibilidad a flor de piel.
Estuve a punto de dejar de ver la película, me removía bastante, el principal motivo por el que seguía era por ver cómo se esforzaba el protagonista por conseguir su sueño de ser cómico, observaba a los artistas, anotaba en un cuaderno sus trucos, e ideas que hacían reír a la gente, ensayaba soñando ser un día como ellos, mi optimismo me hacía pensar que lo conseguiría…
Esta semana dos personas muy queridas se han visto desbordadas por la situación que estamos viviendo y la ansiedad les ha hecho perder el control, a todos nos puede pasar, así que ahora que vienen tiempos complicados y nos hemos concienciado de que no somos tan especiales que lo más contagioso sea el apoyo, la empatía y el amor incondicional hacia los más vulnerables.