sábado, 7 de diciembre de 2019

sábado, 7 de diciembre de 2019

Mis vacaciones

Testimonios
ISPE

Hace unos días y estando de café con unos amigos surgió la típica conversación sobre nuestras ya muy lejanas vacaciones veraniegas.
He de confesar que es un tema que siempre me hace pensar. Por una parte están quienes han viajado al extranjero y te hablan de ciudades, lugares, paisajes, acompañado siempre por decenas de fotos. Por otra parte están los que han estado de playa, te enseñan su moreno, te cuentan de sus baños y actividades marinas, te dicen de la gente popular con la que coincidieron. Y por último están los que se han ido al pueblo, que como mucho te cuentan lo novedoso de las fiestas, si es que las hubo.
Me reconozco en cualquiera de los tres papeles en conversaciones de años anteriores y parece como si hubiera tres niveles de intensidad vacacional.
Este ya lejano verano mi opción fue irme a mi pueblo, era lo que necesitaba, mi situación personal y profesional me estaban clamando un tiempo de tranquilidad. Si tuviera que contar algo, lo haría desde mi mundo interior y sus sensaciones, mis ratos de paz profunda, mis caminatas en silencio escuchando la naturaleza, el disfrute de mis allegados, los olores particulares de mi casa, el ruido del agua en la presa del río, las risas de los niños y esa comida casera, hecha sin prisas.
Mis vacaciones de este año no las cambiaría por ninguna y es que en ocasiones creemos basar la felicidad solamente en el ver, tener, visitar, entretener y se nos olvida ese plano esencial para sostener nuestra vida que es nuestro mundo interior y relacional, como son la reflexión, la interiorización, la naturaleza, la familia y los amigos.
Ahí lo dejo...