El rincón del optimista
Juan

Me produce un verdadero placer regresar a este espacio público, a este bendito blog donde unos contamos y otros leen… algunos también comentan, otros sueñan despiertos. Es un volver a empezar después de cinco meses de ausencia. Como decíamos ayer…
Volvemos a empezar cada día cuando despertamos del sueño reparador: al trabajo, a los quehaceres diarios o a los paseítos para aquellos que ya cumplieron con los años de la vida laboral. Volvemos a empezar cuando en septiembre empiezan los cursos reglados, organizados. Comienzan nuestros buenos propósitos del futuro inmediato, aunque muchos se frustren por unos u otros motivos. Pasó el verano de nuestras salidas, del baño en mares y piscinas, del reencuentro con la familia y los amigos, casi como en Navidad cuando nos preparamos con cava y turrón para recibir el nuevo año… y volvemos a empezar.
Cada día comienza una nueva vida, esa vida que no sabemos lo que nos depara ni a lo largo del día, ni de la hora o el minuto siguiente. Es la incertidumbre propia de vivir y también la alegría de saber que la vida misma cuida de nosotros y nos protege con las excepciones normales en modo de sorpresa. Nueva vida, a la que no necesitamos pedir porque nos lo da todo servido en bandeja. Volvemos a empezar cargados de esperanza, seguros de que todo (o casi todo) nos va a ir bien. Traemos las pilas cargadas para poner negro sobre blanco esos sentimientos, vivencias, recuerdos, sueños…
Volvemos a empezar seguros de que lo que está por venir siempre será mejor que el pasado.
Asín sea.