miércoles, 15 de mayo de 2024

miércoles, 15 de mayo de 2024

¡Cuidado!

Yo y mi circunstancia
Juan

Ojo, ten cuidado, actúa con cautela, mejor si eres precavido, te lo advierto de nuevo, estate prevenido, te aviso por si acaso… Un poco harto estoy ya de que todo el mundo me prevenga de lo está por venir, de lo que puede ocurrir a todos los niveles. Claro que me afecta. ¿Acaso no ves que estoy vivo? Bueno, para ser sincero, no es todo el mundo, sino sólo aquellos agoreros que les gusta jugar a ser futurólogos, adivinos, profetas, esos que presienten, sueñan o imaginan lo que va a suceder a corto, medio y largo plazo.

Vaya por delante que yo sí que aviso a los demás e incluso me prevengo yo mismo si veo o creo ver un peligro inminente. Creo que el resto de las advertencias gratuitas nacen de un profundo miedo a lo que está por llegar, a lo incierto, a la vida en sí misma. Pero lo que me molesta no es que haya personas que tengan miedo al devenir de los acontecimientos, algo explicable y casi lógico en este ambiente de terror colectivo que se ha instaurado en los tiempos que corren, sino que con esa actitud de ‘avisador’ constante lo que se consigue, quizá de forma inconsciente, es infundir más miedo entre quienes recibimos los mensajes catastrofistas. Es como si quien siente miedo tuviera la necesidad de contagiar ese sentimiento a los demás. ¿Para qué?

En muchas conversaciones (y noticias) escucho palabras como genocidio, masacre,  accidente, holocausto, tortura, refugiado, guerra, dictadura, dana, pobreza, narcotráfico, crimen,  enfermedad, muerte, caos… 

Tranquilo, calma, sosiégate hombre/mujer; vive y deja vivir. Es ley universal. ¿Tanto te asusta que el mañana sea incierto? ¿Alguna vez no lo fue? Tan sólo deberías estar despierto a las señales que van apareciendo a la orilla de tu camino y actuar de forma natural, a poder ser, también de forma honesta y sencilla. Intenta no machacar a quienes tienes cerca, sino más bien piensa en el modo de echar una mano, de arrimar el hombro, de colaborar con tus semejantes. Eso sí, si toca actuar, no te quedes de brazos cruzados o diciendo eso de: “Esto ya sabía yo que iba a pasar”. Muévete, que no te va a dar un calambre. Y si hace falta, grita, que tu voz no se va a gastar. Déjate oír.

La verdad es que prefiero que me hablen de cualquier cosa antes de que me den la tabarra con lecciones de futuro imperfecto. Aunque, bien pensado, todo el futuro es perfecto: es el que es, el que tenemos planificado, no hay posibilidad de rebobinar.

Así que, ten cuidado lo que me dices, que estoy muy sensible.

Asín sea.

PD: Feliz día de San Isidro, en especial para la gente del campo, mi gente.