miércoles, 10 de enero de 2024

miércoles, 10 de enero de 2024

Dolor

Yo y mi circunstancia
Juan

Difícil vivir sin algún dolor. Molestia, angustia, pesar… son el pan nuestro de cada día. Cuando no sufrimos alguno de los más comunes como dolor de cabeza, espalda, garganta o estómago, padecemos otros como musculares, muelas, oídos, ovarios, entre otros. Nuestro cuerpo simplemente nos avisa que algo no está funcionando correctamente, que tenemos avería en esa parte dolorida. Es como cuando tenemos fiebre, un indicativo de que hay infección en alguna parte del organismo.

En ese momento tenemos tres posibilidades: atacar los síntomas con medicamentos varios; buscar el origen para iniciar un tratamiento de sanación para aquello que falla; o no hacer nada al respecto más que sufrir o aguantar el dolor, esperando que se vaya de la misma forma que surgió, es decir, sin que nosotros lo provocáramos de forma consciente.

No quiero entrar a valorar si es bueno o malo sufrir algún tipo de dolor de una forma más o menos intensa. Un buen amigo siempre me dice cuando me quejo de que el dolor es la evidencia de que estamos vivos. Lo que creo es que, sin que nos tengamos que quedar pasivos ante la aparición de ese dolor, tampoco debemos obsesionarnos con mitigarlo del todo lo más rápidamente posible, pues, como dije al principio, creo que es casi imposible vivir libres totalmente de dolor. Lo interesante aquí es poder observar cómo nos posicionamos y reaccionamos ante el dolor.

Y puestos a convivir con alguna de las múltiples molestias corporales que solemos padecer, incluidas las heridas físicas que tratamos de curar hasta que cierran, lo verdaderamente importante es reconocer la capacidad de tolerancia que tenemos ante este tipo de sufrimiento. ¿Sueles gritar cuando te caes, te golpeas, te cortas o te haces una herida? ¿Estás acostumbrado a maldecir e insultar a tu Dios, a las madres de tus seres queridos o al mismísimo Lucifer? ¿Te gusta llamar la atención para que todos sepan que estás ‘malito’? ¿O sin embargo eres de los que sufre en silencio, como se suele decir de las hemorroides?

Con dolor de mi corazón te diré que nos quejamos mucho, demasiado creo yo. Vemos brotar una gota de sangre de nuestro cuerpo o de otra persona y nos desmayamos como títeres sin cuerda. Nos duele algo, pastilla; tenemos alto el nivel de algún parámetro tras los últimos análisis clínicos, pastilla; no nos duele nada, pastilla para prevenir. Así andamos todos, empastillados hasta las cejas. Se nos olvida que hay remedios caseros y hierbas naturales para todo tipo de dolores y dolencias como una buena alternativa a la química farmacéutica. Sí, los remedios de nuestras abuelas, los de los chamanes, que parece que ya no sirven para estos tiempos, pero sí que son efectivos, ya lo creo y, lo mejor de todo, sin efectos secundarios.

Ya sabes, si te duele, aguántate un poco; y si te pica, pues te arrascas, y tira p’alante.

Asín sea.