
Como os he ido expresando en mis escritos anteriores, es fácil caer en un estado depresivo si nos abandonamos a la inactividad y entramos en procesos de interpretaciones inadecuadas de la realidad: desesperanza; impotencia; ansiedad, agobio, preocupación; sacar conclusiones apresuradas o antes de tiempo; autoetiquetaje, descalificación (juicios); descalificación de lo positivo; perfeccionismo; temor al fracaso; temor al éxito; temor a la desaprobación o a la crítica; sentimientos de presión, de obligaciones, resentimiento; baja tolerancia a la frustración; culpa, autoacusación. Ver los enlaces de los anteriores escritos más abajo.
Por todo ello vamos a hacer un Plan diario de actividades. No es lo mismo levantarse cada día sin saber qué hacer a tener un plan de todo aquello que queremos realizar de forma pautada. En el primer caso es sentirse sin control y varado o estancado (MUERTO), y en el segundo es sentirse con control y con energía (VIVO).
Hacemos una tabla con tres columnas, la de la izquierda dividiremos en las HORAS del día, la del centro con las actividades POR REALIZAR y la de la derecha con las actividades REALIZADAS.
En la columna POR REALIZAR debes programar o planificar lo que deseas llevar a cabo cada día. No necesitas que tus planes sean detallados al milímetro o en exceso. El simple hecho de crear un plan, te moviliza a la acción y a sentirte vivo. Pon una o dos palabras en cada casilla para señalar “lo que te gustaría”, por ejemplo, “divertirme”, “desayunar con una amiga”, “hacer yoga”, leer un libro”, etc. No inviertas demasiado tiempo en esta planificación.
Al final del día, en la columna que pone REALIZADO registra lo que has hecho. Podría ser que no hubieras hecho lo que pretendías, y en su lugar has realizado otra cosa, por ejemplo, en lugar de “hacer yoga” has estado “hablando con mi madre”. Regístralo.
Identifica también en cada actividad, a la derecha de ella, si la actividad correspondía a una actividad o habilidad por lograr (H) o si correspondía a un placer (P). Se podría dar el caso que fuese tanto una actividad o habilidad, como a un placer. Si fuera así, pondríamos H y P. Por ejemplo: “hacer yoga” la puedo valorar como una habilidad, H, pero además siento placer haciéndolo, luego también pondré P.
Después de que has asignado a cada actividad la letra H o P, califica de 0 a 5 puntos si, por un lado, la habilidad (H) te resultó muy fácil (1 punto) o muy difícil (5 puntos); y en el caso de lo placentero (P), si fue muy placentero marcaría 5 puntos, y si fue poco o nada placentero 0 o 1 punto.
Esta forma de registrar tu actividad diaria, te permitirá saber si sientes satisfacción en lo que haces, qué cosas son las que más te gustan, qué cosas te disgustan, con qué grado toleras una actividad que no te gusta, etc.
Solamente el hecho de que hagas una parte de las actividades te va a hacer que salgas del círculo del abandono y de la desidia. Este es el objetivo, salir de la depresión. Sabemos que las personas con tendencia a la depresión se quedan como sin energía, sin pilas. Algo que el propio organismo interpreta como estar “vegetativo”.
Utiliza el plan, al menos una semana. Al analizar la semana te vas a dar cuenta de que hay actividades que te han aportado mayor placer y sensación de competencia. Esto te ayudará a planificar las subsiguientes semanas. Evita las que estén relacionadas con menor sensación de satisfacción.
En próximos escritos os seguiré contando aspectos para atajar esos estados de abandono, melancólicos, postergadores y apáticos.