domingo, 5 de marzo de 2023

domingo, 5 de marzo de 2023

Punto para los locos

Todo lo que das, te vuelve
Inma

¿Os habéis planteado alguna vez por qué la salud mental tiene que ser demostrada?

¿Por desconocimiento, porque no deja cicatriz, al menos visible, porque no contagia?

Si te rompes un hueso de una pierna, por ejemplo, vas a urgencias y sigues el Protocolo. Si necesitas operación quedas ingresado, si necesitas tomar fármacos un tiempo no los rechazas. Acudes a rehabilitación las semanas que te indiquen.

Puede que sientas frustración y rabia, pero no vergüenza ni culpa. Cualquiera se puede romper un hueso. Tu entorno teje una red de apoyo. Un amigo te deja unas muletas, otro aparece con unas cervezas para ver el partido y el cachondo del grupo hace chistes de cojos para quitar hierro. Nadie te dice “esto no es nada, tú lo que tienes que hacer es ponerte las zapatillas y salir a correr que en dos semanas tienes la maratón, y de paso te distraes”, no te reprochan que no vas al supermercado porque no quieres, tampoco te piden llevar a tus hijos a las actividades extraescolares. No te recuerdan que estás descuidando tu imagen, ni insisten para que vuelvas a trabajar.

Si te “rompes la cabeza”, entiéndase como sinónimo de enfermedad mental, todo Cambia.

Ir a urgencias deja de ser tu primera opción, aparece la vergüenza, la culpa, el miedo al qué dirán. Temes un ingreso, te resistes a tomar medicación y a acudir a terapia. Con el diagnóstico viene tu etiqueta: loco.

Tu entorno se va reduciendo porque estás triste, rayado siempre con lo mismo y es difícil hacer planes contigo. Es muy probable que peligre tu trabajo y con él tu poder adquisitivo y pases a ser más dependiente y más vulnerable.

Cuesta entenderte porque “lo tenías todo”. El intento por ayudarte irá de la mano de frases como: “anda, ponte guapo y a disfrutar”, “estás así porque quieres”, “eso son cosas tuyas”, “¿Cuándo piensas salir de esto?”, “te estás volviendo “. Un círculo vicioso sin presunción de inocencia, sin motivo y sin fecha de caducidad. La cabeza se rompe por múltiples factores que no se eligen. Es una fractura y estaría bien el mismo protocolo que para las otras.

Estaría bien que los demás seamos muletas, que acompañen, que no juzguen, que empaticen, con capacidad de escucha activa.

Tú necesitas confianza, cervezas y chistes. Igual, igual que cuando te rompiste una pierna.