Dice Grayling sobre la sabiduría:
Presta tus oídos a lo que se dice, y tu corazón a entender lo que significa. Que lo sabio permanezca en el arcón de tu mente, para que sea una llave a tu corazón. Aquel cuyas obras superen a su sabiduría, su sabiduría perdurará. Pero aquel cuya sabiduría exceda sus obras, su sabiduría no perdurará.
El hombre poderoso es aquel que se conquista a sí mismo. El hombre rico es el que está satisfecho con lo que tiene. El hombre honorable es aquel que honra a los demás. Pero el hombre sabio es aquel que aprende de todos los hombres.
Los sabios no hablan ante alguien más sabio que ellos. Lo sabios no interrumpen, sino que abren las puertas de sus ojos y oídos para aprender. Los sabios no se dan prisa para hablar, ni para replicar.
Los sabios preguntan lo que es relevante y, al hablar, no se andan con rodeos. Los sabios hablan primero de lo primero y, por último, de lo último. Los sabios dicen, de lo que no han oído, “no lo he oído”. Y de lo que no han visto, “no lo he visto”.
El sabio reconoce la verdad. Los sabios son lentos en airarse y rápidos en apaciguarse. Los sabios estudian para poner en práctica, no solo para enseñar. Los sabios saben que la recompensa es acorde con las molestias sufridas.
Los sabios saben hablar poco, hacer mucho y enfrentarse al mundo con semblante alegre. La pregunta que has de hacerte, al final, es: “¿por cuánto tiempo más aplazarás convertirte en sabio?”.
Intentaré resumirlo:
-Ten tus oídos abiertos con entendimiento.
-Filtra por la razón para que tu corazón sienta lo que desea sentir.
-Cuando te quedas en tus pensamientos, sin aplicar a la vida, no te has comportado sabiamente.
-A la única persona que tienes que conquistar es a ti mismo.
-Una persona rica es la que necesita menos para ser feliz.
-Honrar a los demás es honrarte a ti mismo.
-Quien sabe sacar un aprendizaje de cualquier persona y situación ha ganado en sabiduría.
-Los sabios saben callar más que hablar.
-Sabiduría es hablar lo justo con equilibrio, certeza, bondad y utilidad.
-Los sabios saben que hablar de lo sencillo y eterno es lo único importante.
-Los sabios no hablan de lo que no saben, tan sólo observan.
-Sabiduría es aprender a autocontrolarse para dar la respuesta deseada y para templar y apaciguar el espíritu.
-Enseñar lo que no se practica y experimenta no es actitud sabia.
-Los sabios saben que “el amor y el encuentro” son las llaves que nunca fallan.
Un fuerte abrazo.