Cuando empecé a participar en los talleres del TE había dos palabras que me removían y me costaba escuchar, una era aceptación, la otra, suicidio.
Con el tiempo he cambiado la perspectiva y valoro más el apoyo que se brinda y el rigor con el que se trata. Por eso el 10 de septiembre sigue siendo un día necesario.
Un año más desde el Teléfono de la Esperanza demandamos un Plan que rompa el suicidio. Creemos en la fuerza de los símbolos.
Por eso días atrás encendimos 24 velas para que fueran faro que ilumine los senderos repletos de piedras hasta transformarlos en amplias avenidas de paz, 24 horas de guardia, ángeles de la vida 365 días, 50 muertes en León, por suicidio, 50 familias supervivientes destrozadas, una realidad silenciada que reclama una coordinación entre salud mental, entorno y sociedad.
En el TE el suicidio no se traduce en números sino en escucha activa y acogimiento, queremos que nuestra esperanza simbolizada en estas velas se expanda, temple corazones y nunca se consuma.
Cada vela es calor y luz que derrite miedos, cada vela eres tú.