jueves, 1 de septiembre de 2022

jueves, 1 de septiembre de 2022

El final del Camino

Yo y mi circunstancia
Juan

Por fin me decidí a hacer a pie el Camino de Santiago Francés. Años pensando en ponerme a caminar y siempre había excusas. No lo he realizado en toda su extensión, pero ya llegará el momento propicio de acabarlo. No creo que sea necesario ni conveniente escribir aquí la experiencia maravillosa que he vivido, con personas especiales que me encontré en cada trayecto, paisajes soñados, madrugones inspiradores, amaneceres y ocasos de postal y el trayecto interior, lo más importante, que cada uno vive de una manera muy particular. Me consta que muchos que leéis esta entrada habéis realizado esta variante del Camino u alguna otra, e incluso que habéis sentido un poco el ‘enganche’ Jacobeo para repetir varias veces esta vivencia enriquecedora, al igual que pude comprobar con otras muchas personas con las que he tropezado durante estas jornadas tan hermosas.

Lo que quiero destacar hoy aquí es el gran número de cruces que me he encontrado en prácticamente todas las etapas, cruces que recuerdan a peregrinos que encontraron el final de su vida, de su camino, mientras caminaban o pedaleaban, pero también muchas cruces de los miles y miles de peregrinos que han ido dejando constancia de la pérdida de un ser querido en cualquier parte perdida de los 790 kilómetros que hay entre Roncesvalles y Santiago de Compostela. Encontré (te encontraste tú también o te encontrarás… si al final te decides) cruces de piedras, de flores, de palos, de hierro, de granito… Cada una de ellas representa una vida, un cuerpo que ya no está pero que para alguien lo significó todo. Españoles, portugueses, brasileños, franceses, italianos… de todas las nacionalidades posibles los hay porque así de universal es la Ruta hacia la tumba del Apóstol.

Estos caminantes emprendieron en su día un trayecto con una meta, un objetivo, pero la muerte les esperaba en una cuesta, una curva, una recta o una bajada, mientras iban pensando en sus cosas, hablando consigo mismo o con algún compañero de etapa. Así estaba escrito, así lo decidió el Creador de la vida que también te la arrebata cuando toca, cada uno en su momento. Para estos peregrinos la meta era el mismo Camino y para nosotros el Camino es la misma vida que vamos gastando día a día, etapa a etapa.

Asín sea.