“¡Eres un vago!”, “¡eres muy bueno!”, “¡me has hecho enfadar!”, “¡me siento rechazada!”, “¡tengo que hacer la cena!”, “¡nunca recoges tu habitación!”, “¡vale ya de estar con el móvil!”...
¿Cómo se te queda el cuerpo si te digo que estas frases son expresiones VIOLENTAS?
Pues sí, estas palabras evalúan, juzgan, responsabilizan al otro de nuestros sentimientos, someten y generan culpa o vergüenza.
Marshal Rosenberg dice, yo creo que muy acertadamente, que “las palabras pueden ser muros o ventanas”. Entonces ¿cómo podemos nosotros derribar los muros y crear ventanas? La propuesta es la COMUNICACIÓN NO VIOLENTA o CNV para abreviar.
Con la comunicación no violenta no se busca tener razón, ni es una estrategia manipuladora para conseguir un cambio de conducta en las personas con las que nos relacionamos, ¡no, nada más lejos de su objetivo!
Rosember nos ofrece un método de 4 pasos mediante el que podemos relacionarnos los unos con los otros desde la empatía, la comprensión y el respeto, facilitando la resolución de conflictos y la mediación.
¡Solo 4 pasos!, ¡que simple! Pues sí, simple es, lo que no significa que sea fácil. No es suficiente con aplicar el método de una manera mecánica, también es necesario actuar desde una actitud auténtica, compasiva y respetuosa ante las relaciones.
El mecanismo es el siguiente. Poner el foco de nuestra atención en la observación de los hechos (paso 1) sin juicios o evaluaciones. Advertir los sentimientos que se despiertan en nosotros (paso 2). Descubrir que necesidades afloran (paso 3). Con el fin de poder elaborar una petición (paso 4) concreta.
Rosenberg utiliza marionetas, canciones, ejemplos y mucho humor para explicar su método. Después de leer sus libros, las jirafas y los lobos adquieren otra dimensión.
Para él, el lobo representa la comunicación violenta. Un lobo hablaría así:
- “¡Eres un vago!, ¡siempre dejas todo por ahí tirado!, ¡me amargas la vida!”
El lobo rechaza, juzga, impone y además presupone una actitud malvada y equivocada en todos aquellos con los que no está de acuerdo. Las consecuencias: broncas, follones, resentimientos y una autoestima dañada... Por lo tanto este lenguaje del lobo resulta poco eficaz.
Siguiendo con la “metáfora” de Rosenberg, la jirafa representa la CNV, pues este animal tiene un corazón enorme, puede llegar a pesar 11kg. Ante esa misma situación, la jirafa podría decir algo así:
- “Cuando veo tu mochila en el suelo del salón y tú abrigo en el sofá, me siento frustrada y cansada. Necesito que se respete mi esfuerzo por mantener limpia y ordenada la casa. Me gustaría que colgaras el abrigo en la percha de la entrada y tu mochila la llevaras a tu habitación, ¿crees que podrás hacerlo ahora? Si no puedes, por favor, dímelo y buscamos la manera de solucionarlo".
La jirafa se expresa desde la compasión, el amor y la aceptación incondicional, lo que proporciona espacios para el crecimiento y el desarrollo personal, fomentando relaciones interpersonales sanas.
Este modelo de comunicación: "me gustaría que hicieras ...., se cubriría mi necesidad de...., pero si tus necesidades están en conflicto con las mías quiero escucharte y buscar una manera de cubrir las necesidades de ambos" resulta muchísimo más eficaz para las relaciones.
Volviendo a la frase de Rosemberg “las palabras pueden ser muros o ventanas” recordemos que, por suerte, podemos elegir cómo hablamos: como lobos o como jirafas…. ¡tú eliges!