Santa Teresa de Jesús daba este consejo: vivir con humildad y paciencia. Estas dos virtudes me parecen fundamentales a la hora de afrontar una vida en equilibrio. Humildad significa no querer representar más que los demás, intentar ser quien eres. Así de sencillo. Y la paciencia requiere de mucha madurez, es una virtud nada fácil de llevar cuando llegan los sufrimientos, contrariedades y adversidades. Como diría un familiar cercano, paciencia es Paz + Ciencia. Pero voy a profundizar con algunos ejemplos.
HUMILDAD:
-Si tu coche funciona bien, no necesitas comprarte uno nuevo de esos que son como todoterreno que se llevan tanto ahora, híbridos o eléctricos (porque dicen que contaminan y consumen menos…, pues hala, a hacer ostentación y gastar lo que no tienes). Yo tengo dos coches, uno de 30 años, y entre ambos marcan casi 900.000 kilómetros y pasan la ITV a la primera. El secreto, hacerles un buen mantenimiento en un taller de confianza.
-Si tienes un móvil que recibe y emite llamadas y mensajes, no necesitas comprarte el último modelo (no quiero dar marcas) de esos que graban en cámara lenta, tienen 6 cámaras, pero claro son el modelo i14 ó S360-JDT que anuncian en la tele. Mi móvil tiene cuatro años, va relativamente bien, lo compré porque el anterior se me perdió en un despiste estúpido cuando trabajaba en El Bierzo (León) y la patente es china, me cuesta mucho pronunciarla. No sé si tendrá la obsolescencia programada, pero creo que de momento no.
-Si tu fondo de armario tiene ropa suficiente, cosa que sabes por las perchas que te quedan libres, no necesitarías comprar ropa nueva, ni en rebajas ni en temporada, por mucho que te lo meta por los ojos los grandes almacenes con descuentos supermaravillososestupendísimos, que luego no lo son, eso ya lo sabemos todos. Yo utilizo ropa usada que me pasan unos primos de Madrid y unos sobrinos ‘grandes’ de León. Sólo estreno en Navidad cuando mi familia me regala ropa porque les da vergüenza ajena (dicen ellos) verme siempre con lo mismo puesto. A mí no me da ni pizca de vergüenza, porque considero que la ropa tiene un cometido principal desde que los hombres de las cavernas empezaron a usar pieles de animales: tapar el cuerpo para no pasar frío y no quemarse con el sol. Yo no voy a la moda para nada. Lo siento Ágata Ruiz de la Prada.
-También quiero nombrar las tonterías de las colonias y los perfumes. Yo uso una colonia de 8 euros del súper y huele bien, es decir, lo suficiente. Mi máquina de afeitar es la misma que compré para ir al Servicio Militar en el 1986 (‘la puta mili’), 12 meses que estuve secuestrado por unos hombres de verde donde unos días no hacía nada y el resto de días, tampoco.
PACIENCIA:
-Si estás trabajando y deseas que llegue el final de la jornada con todas tus ganas, la mañana, la tarde o la noche se te harán eternas. Lo mejor es tener paciencia. Yo planifico mi jornada apuntando en la agenda (libreta) las cosas que tengo que hacer antes del descanso y después del descanso, controlando que no me entre la prisa o la ansiedad, porque las prisas nunca fueron buenas consejeras. En mi descanso salgo a pasear, una buena terapia para la mente, y si lo haces solo mejor que acompañado. Los días de descanso también me planifico para hacer lo que no pude hacer durante la semana que trabajé. Si estás parado/a o jubilado/a, exactamente igual, planifica, estate activo, cultiva tus aficiones, haz algo de deporte o simplemente pasea. Pero por favor no te pongas a ver la tele, concursos, series, películas, plataformas… la TV te convierte en un ser pasivo y acaba destrozándote la mente. Así está la gente de dormida y de asustada en esta última época.
-Si estás escribiendo un relato, un artículo, una carta o un mensaje, hazlo despacio, pensándolo, buscando las palabras en tu cabeza, que sabes que están y, por favor, no utilices abreviaturas, no por ello se te va a entender mejor. Yo escribo pausado, nunca lo hago de golpe ni de forma impulsiva y siempre releo una, dos veces o tres veces antes de dar el texto por bueno y de paso corrijo erratas o faltas de ortografía. Vale también para leer, hazlo despacio, disfrutando, entendiendo lo que lees, ten paciencia, no tengas prisa por acabar el artículo o el libro en cuestión, a no ser que tengas un deseo incontrolable de decirle a alguien que ya lo has acabado. Yo, cuando leo, lo hago despacio, trato de entender las frases y las palabras. Si hay una palabra que no conozco, la busco en Internet (antes diccionario); y si hay una frase o una página que no he entendido, la vuelvo a leer. Pero si el artículo o el libro de marras, aunque esté a media lectura, veo que deja de interesarme, simplemente lo abandono ‘como se abandonan los zapatos viejos’.
-Si tienes tirria a otra persona, te cae mal, peor o fatal (suele ser siempre jefe/compañero de trabajo, político contrario a tus inclinaciones o deportistas distintos a los de tu equipo) aquí es donde debes aplicar mejor la paciencia porque si no es muy fácil que pierdas los papeles y luego te arrepientas. Yo, con estas personas que también están en mi vida (cómo no) aplico la paciencia ignorándolas, hacer como si no existen, practicar la táctica del silencio y si no me queda más remedio que hablar con ellos, sólo utilizo las palabras justas de cortesía o un ‘sí guana’ si es un superior. Si te encuentras con esa persona de frente o la tienes justo al lado, lánzale una sonrisa, empatiza, se quedará descuadrado y tú habrás hecho el buen gesto del día.
-Si sales de caza (pueden ser animales o personas) no te precipites, no pienses que la primera persona/pieza que te sale a tiro es para ti, que debes conseguirla porque tú eres el mejor cazador y el ser más hermoso del universo. Lo primero que debes hacer es apuntar bien y luego aceptar que aun así se te puede escapar o, mejor diría yo, se te debía escapar, pues la mayoría de las personas son incompatibles con el resto de las personas y la inmensa mayoría de las piezas cinegéticas no han nacido para acabar en la percha del cazador. Yo, cuando salgo de caza (de personas hace tiempo que ya no la practico) voy improvisando el lugar por el que ir, busco la carencia de los animales que conozco por mi dilatada experiencia en el campo. No tengo ansia viva porque me salga una pieza. Si sale a tiro la apunto con templanza y disparo, si cae, bien, si no sigo buscando. Si al final de la jornada llego a la bodega con un cero, lo haré pleno de satisfacción porque he cazado como se debe cazar, como me enseñaron mis maestros, mis antepasados, he disparado como se debe disparar y la paciencia y el esfuerzo habrá tenido su recompensa, que como decía Santa Teresa, es tener más paciencia.
Asín sea.