Hace unos días tuve un problema con mi batidora y acudí al servicio técnico de una importante cadena de electrodomésticos de nuestra ciudad para solucionar el problema, ya que estaba aún en garantía. Me llamó poderosamente la atención la cantidad de gente que coincidimos en el mostrador. La mayoría de ellos iba sencillamente a devolver los regalos que les acababan de hacer en el cada vez más famoso Black Friday.
Cada vez llevo peor, las costumbres que importamos de otros paises y que tienen una función consumista o de celebraciones fuera de nuestra historia y raíces.
Estas semanas anteriores he recibido en mi teléfono multitud de mensajes relativos a ofertas y descuentos en todo tipo de cadenas comerciales. Los anuncios televisivos te golpeaban una y otra vez con eslóganes orientados a crearte necesidades e incitándote a la compra para sostener este “happymundo” que continuamente interesa vender.
Me gusta que me regalen cosas, faltaría más, pero disfruto y mucho cuando soy yo quien regala, ya que pienso en la persona, el momento y el detalle, pero eso, lo elijo yo…
Ahí lo dejo…