Desde la erupción del volcán de La Palma las vidas de sus habitantes han dado un giro de 360° y nosotros en un ejercicio de mimetización hemos empezado a movernos como satélites a su alrededor desde el punto de vista informativo. El mundo se ha convertido en un enorme tapiz cuajado de vulcanólogos.
Cuando ya se han repetido hasta la saciedad las mismas imágenes empiezan a repetirse hasta la suciedad. Donde acaba la información empieza el negocio y el mal gusto.
En medio de este cruce de intereses económicos me gustaría poner el foco en la reflexión de Carles Francino a los medios de comunicación.
Una reflexión que podríamos aplicar en muchas facetas de nuestra vida. Cómo nos posicionamos respecto a los otros cuando están pasando por momentos de dificultad habla de cómo somos. ¿Víctimas, perseguidores, salvadores?¿Protagonistas?
La empatía y la escucha activa pueden ser determinantes para convertirnos en el tipo de persona que nos gustaría conocer.
"Los medios de comunicación también nos debemos un ejercicio de reflexión en situaciones como esta. Yo apelo, y espero que seamos capaces todos de hacerlo, al respeto, a la dignidad de las personas que las están pasando canutas. Y tenemos que encontrar el punto justo de equilibrio entre ser altavoz sí, espectáculo no.
Cuando preguntamos a alguien por su vida y sus penurias que no haya detrás un interés morboso, insano, no. Es para compartir, es para acompañar, es para reconfortar.
Y cuando estemos a diez metros de la lava no nos pongamos como que somos los protagonistas, tampoco; nosotros tenemos una función que es muy importante y espero y deseo que seamos capaces de cumplirla. He dicho".
Ha dicho y lo suscribo.