Todo lo que das, te vuelve
Inma

Como peones en una partida de ajedrez, defendiendo a los reyes con su propia vida, sin esperar nada a cambio.
Encerrados en oscuras cárceles, incómodos, con frío o con calor.
Siempre los primeros en la batalla, tus pies. Levántate con el pie derecho dicen, camina con paso firme, no des un paso atrás, vas a pie cambiado, paso a paso, no dio pie con bola, en pie de guerra, con pies de plomo, me dio pie…
¡Vaya! Y tú creyendo que eras la reina o el rey del tablero.
Los guerreros dan lecciones cada día y te advierten de los peligros, te piden pausa. Crecen las uñas y no tenemos tiempo para cortarlas, lo dejas para el domingo… hace mucho que no llamas a una persona que extrañas pero qué más da, si eso ya en verano…
Se forma un callo, una dureza, porque ellos también necesitan protegerse, la coraza no sólo nos las ponemos en el corazón, no te lo quitas, total ¡eso no es nada!... como la cita que pospones para no ir al médico, o al banco o a esa empresa de trabajo temporal, ¿para qué vas a ir? si nunca llaman a nadie…
Duelen, tropiezan, se agrietan, te gritan, te piden calma pero no paras… ahora no puedes, no tienes tiempo, estás muy ocupad@ en ir muy deprisa a ningún lado…
Quizá sea tiempo de andar menos y sentir más.
Quizá sea tiempo de pedir perdón a tus pies, de pedir perdón a tu cuerpo.
Quizá sea tiempo de agradecer tanta lealtad, tantos kilómetros recorridos.
Quizá sea tiempo de dar un paso al frente y proteger a tu tropa, esa que siempre ha estado ahí y no te has enterado, no la has valorado o la has ninguneado porque sus movimientos en el tablero no eran tan elegantes como los tuyos, o la has apartado porque pensabas que ibas a comerte el mundo tú sol@.
Quizá sea tiempo de quitarse la corona y caminar por la vida con buen pie.
Este artículo surgió en el taller de Mindfulness que oferta el Teléfono de la Esperanza y coordina magistralmente Carmen.