Todo lo que das, te vuelve
Inma
Foto: Carmen Coque
Hace un par de años asistí a un taller para orientar a familias en la educación de adolescentes, iba con miedo ¡como no! marca de la casa, de entrada tengo cierta dificultad para moverme en ambientes que no controlo, para mi sorpresa éramos ¡tres madres!, el qué dirán todavía tiene un hondo calado, en muchas casas "hacencomosinopasaranada".
Lo primero que nos preguntó el psicólogo fue que era lo que más temíamos que le pasara a nuestro hij@ y nos dijo que si tirábamos la toalla eso se cumpliría, que no había varitas mágicas, que sólo se podía influir y que si estábamos allí para que él solucionara nuestros problemas ya nos podíamos ir ¡con lo que me había costado llegar! no, yo me pensaba quedar hasta el final…
Y empezó a hablar, sin apuntes, de carrerilla, estaba muy seguro de lo que decía, parecía fácil, nada nuevo bajo el sol: AMOR y PACIENCIA, PACIENCIA y AMOR, tratar a nuestro hij@ como a la persona en la que sabemos va a convertirse, poniendo LÍMITES muy claros que hay que cumplir siempre.
No entrar en sus provocaciones, no nos podemos poner a su nivel, no somos adolescentes, nos ganan por experiencia.
Tenemos que ser ejemplo, no vamos a conseguir nada si le pedimos a gritos que no grite, o que no use el móvil si nosotros no lo soltamos, si les insultamos estamos validando el insulto, hay que ser coherente y consecuente.
El sentido del humor es fundamental, no todo es tan dramático, podemos contarles que en un tiempo muy lejano, eso si (jejeje..) fuimos como ellos.
No es fácil, no se educa desde el sofá, hay que mojarse, es más cómodo pasar pero mucho más gratificante implicarse, hay que picar mucha piedra para modelar la escultura que tantas veces hemos imaginado en nuestros sueños.
Si no tienes adolescentes a la vista todo esto es aplicable al resto de relaciones, a la que tienes… o no tienes contigo mism@ también.
Se me olvidó decir que la adolescencia tiene una cosa buena: ¡¡se pasa!!, si, como tu mala racha, pasará, seguro, ya sabes, amor y paciencia y si estás en la racha buena, empatiza, sé humilde, porque siento decirte que tu racha buena también pasará.